Habrá claridad sobre la financiación del ferrocarril en los próximos años a mediados de octubre. Eso es lo que dicen el primer ministro Alexander De Croo y el ministro de Movilidad Georges Gilkinet en una carta a los sindicatos ferroviarios, que planean una huelga de 24 horas el miércoles.
Los propios sindicatos ferroviarios habían enviado una carta al gobierno a mediados de la semana pasada en respuesta a su aviso de huelga. En esa carta repetían su petición de más recursos y más personal para el ferrocarril. La huelga tiene por objeto ejercer presión sobre el cónclave presupuestario del gabinete central, que comenzó el viernes por la tarde.
De Croo y Gilkinet dicen en la carta a los sindicatos que entienden “el malestar que ha surgido por la falta de claridad presupuestaria respecto a los contratos de gestión”. Pero esa claridad debería llegar pronto. Es intención durante el cónclave presupuestario, que debe completarse antes del 15 de octubre, “establecer las trayectorias plurianuales presupuestarias” para los contratos de gestión (para el período 2023-2032) con la empresa ferroviaria NMBS y el gestor de la red ferroviaria Infrabel. Eso también es necesario para que los contratos entren en vigor el 1 de enero de 2023, suena.
El ministro Gilkinet ya había dicho la semana pasada que trabajará para obtener más dinero para el ferrocarril durante las negociaciones presupuestarias. “La financiación tiene que estar en línea con las ambiciones, esa es mi prioridad absoluta”, dijo.
Consulta social
En cuanto a la demanda de más personal, el Gobierno está trasladando la exigencia al diálogo social en las empresas ferroviarias. “Las condiciones concretas de trabajo y la organización no nos parecen competencia directa del gobierno”, escriben De Croo y Gilkinet. “Confiamos en que este problema aún pueda resolverse en un diálogo social constructivo entre la dirección de las dos empresas ferroviarias y las organizaciones sindicales”.
Finalmente, los dos miembros del gobierno dicen que esperan que la carta sea suficiente para “asegurarles las intenciones del gobierno sobre el futuro de las dos compañías ferroviarias y sus empleados”.
Compromisos concretos
Sin embargo, parece pequeña la posibilidad de que la carta sea suficiente para evitar el ataque después de todo. Los sindicatos ferroviarios habían pedido compromisos concretos al gobierno. “Le pedimos que proporcione garantías concretas y precisas con respecto a la financiación de los ferrocarriles belgas, para garantizar la continuidad de los servicios públicos de los ferrocarriles y ofrecer perspectivas a todos los empleados ferroviarios”, se lee en la carta del sindicato. “Es a la luz de estos elementos que se puede reevaluar la implementación del aviso de huelga”.
O como dijo Koen De Mey, del sindicato cristiano, a fines de la semana pasada: “Si obtenemos garantías, cancelaremos todo”. Si la huelga continúa, comenzará el 4 de octubre a las 22:00 horas. Hay un servicio mínimo. Los empleados del ferrocarril tienen que indicar si van a trabajar o no, y en base a eso se decide qué trenes pueden circular. Eso debería estar claro para esta noche a más tardar.
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