Aumentar en medio punto -por un valor aproximado de 700 millones- la parte de los recursos destinados al gasto farmacéutico por el Servicio Nacional de Salud, alcanzando el 15,8% del Fondo Nacional de Salud frente al umbral actual que absorbe el 15,3% del total del pastel del Servicio Nacional de Salud alcanzado. 134 mil millones en 2024. Se trata de la intervención que el Ministerio de Sanidad está estudiando con vistas a la maniobra presupuestaria – prevista para el próximo 20 de octubre – para intentar frenar el gasto farmacéutico que corre sin cesar y corre el riesgo de poner cada vez más en crisis las cuentas sanitarias. «Creo que el verdadero desafío es seguir manteniendo la sostenibilidad del Servicio Nacional de Salud y ofrecer nuevas terapias a todos. Pero las nuevas terapias son caras”, recordó en los últimos días el ministro de Sanidad, Orazio Schillaci.
Según la Agencia Italiana de Medicamentos (AIFA), ya en 2023, el gasto farmacéutico se ha disparado a 21.766 millones con un crecimiento del 6% impulsado sobre todo por la demanda de tratamiento de una población que experimenta cada vez más: la mortalidad por patologías importantes ha disminuido. en un 40% en los últimos 20 años, también gracias a medicamentos innovadores que son cada vez más eficaces, pero también cada vez más caros. Una carrera que ya no parece frenarse dado que la AIFA acaba de certificar que en los dos primeros meses de 2024 el gasto en medicamentos ya ha alcanzado los 4.093 millones, 710 millones más que el techo global actual (15,30%), con el riesgo de cerrando el año con una cifra récord de 24 mil millones (18,5% del Fondo de Salud). «Es de esperar que, ante una sociedad cada vez más envejecida y ante una innovación que golpea con tanta fuerza, se aumente el fondo destinado a los productos farmacéuticos», explica el subsecretario de Sanidad, Marcello Gemmato.
La tendencia de crecimiento asusta también a las Regiones que en los últimos días han escrito a Aifa, al Mef y al Ministerio de Sanidad para comunicar las “proyecciones preocupantes” de gasto para 2024 y pedir también un cálculo del impacto de la primera transferencia de algunos medicamentos. desde la distribución directa (hospital) al socio (farmacia). El límite del 15,3%, que debería elevarse al 15,8% con el presupuesto, incluye de hecho dos límites al gasto farmacéutico: el del gasto hospitalario (calculado ahora en el 8,3% del fondo de salud) y el de las farmacias (6,8%), al que se añadió un 0,2% de gases medicinales. El primer techo es siempre deficitario (en 2023 el gasto superó los 3.000 millones) y el segundo siempre es superávit (alrededor de 900 millones nuevamente en 2023). El efecto de superar el primer techo también hace que se dispare el “impuesto” oculto de recuperación, la fuerte contribución que las compañías farmacéuticas se ven obligadas a pagar de su propio bolsillo cada vez que se excede el techo de gasto esperado. Sólo para 2023, por ejemplo, las empresas farmacéuticas tendrán que desembolsar 1.640 millones.
Por este motivo, un aumento de los límites supone también oxígeno para las empresas, que deberían ver reducido este umbral de sobrecostos, del que la mitad es responsabilidad suya (la otra mitad es responsabilidad de las Regiones). Pero, ¿cómo se expresará este 0,45-0,50% adicional disponible para el gasto farmacéutico? Como ya ocurrió en el pasado, el aumento debería afectar principalmente al primer tejado, el del hospital, que siempre ha estado en problemas. Frente al excedente de fondos del otro techo, el Ministerio de Salud comenzó el año pasado a trasladar algunos medicamentos del hospital a la farmacia, también para facilitar el acceso a los tratamientos a los ciudadanos, que podrán encontrarlos más fácilmente cerca de la casa (empezamos con algunos antidiabéticos). La primera transferencia de estos medicamentos movió alrededor de 130 millones de un tejado a otro y ya antes del 30 de marzo Aifa y el Ministerio de Sanidad deberían añadir nuevos medicamentos que se transferirán a la farmacia (por una cantidad similar). Un pasaje sobre el que las Regiones piden a la Agencia del Medicamentos que arroje luz, también porque los restos del segundo techo (el vinculado a las terapias que se venden en las farmacias) acaban en las arcas regionales.
«Teniendo en cuenta que una gran parte del avance del gasto está determinado por los medicamentos esenciales, me gustaría señalar que AIFA se compromete a contener el gasto organizando planes de 1.500 millones al año para las empresas que requieren procedimientos complejos», advierte el presidente de Aifa. Roberto Nisticó. «En los últimos seis meses se han completado 342 renegociaciones de precios y sólo en las dos últimas juntas se han autorizado nuevos genéricos, lo que supone un ahorro de alrededor de 200 millones», continúa Nisticò. Lo que subraya cómo «la gestión del gasto pasa también por el territorio, preparando vías de tratamiento y controles eficaces de las prescripciones. Porque el precio a pagar por la inadecuación crece de la mano con el de los medicamentos innovadores, cada vez más caros”.