El portero italiano, criticado tras su actuación ante Macedonia del Norte, no tuvo una noche fácil. Pero al final, con el brazalete de capitán en el brazo y dos buenas paradas, pudo celebrar lo mejor posible contra Ucrania.
No fue un partido fácil para Gigio Donnarumma, con aplausos, silbidos y un par de paradas “reales”. En el que fue su estadio hasta 2021, el número uno italiano acabó celebrando con sus compañeros la victoria sobre Ucrania, pero antes y durante el partido para él, desde la grada, no fueron sólo… caricias.
cuestionado
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“En la selección – tronó Frattesi – nunca había visto algo así: fue algo indigno y no entiendo por qué sucedió. Él es fuerte y no se dejó influenciar. Cuando escuché los pitos, Lo abracé y le dije que lo amaba”. Donnarumma llevaba en el brazo el “escudo” del brazalete de capitán, que Spalletti le dio enviando a Immobile al banquillo, pero no fue suficiente para evitar algunas protestas. Cuando saltó al césped a calentar junto a Vicario y Meret, cuando el locutor leyó las alineaciones oficiales y sobre todo en la segunda parte, cuando fue a parar en la portería del Sud del Milan.
no solo silbatos
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Hubo muchos más aplausos, pero Gigio habría preferido prescindir de esos silbidos que fingió no oír mientras saludaba a las gradas antes del inicio del partido. Entendió que probablemente se debían más a su despedida del Milán, en libertad hace dos veranos, que al error que le costó el empate 1-1 en Skopje el sábado. Así que, animado también por las palabras de Spalletti en vísperas del partido, intentó no estar preparado. Las dos intervenciones sobre Dovbyk fueron excelentes, aunque la segunda fue anulada por una asistencia involuntaria de Dimarco a un pase de Yarmolenko. En definitiva, al éxito ante Ucrania también contribuyó Donnarumma, quien, junto con sus compañeros y todo el estadio de San Siro, acompañó con aplausos el himno nacional ucraniano.
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