La hipótesis, por ahora, sólo está en estudio, pero ya ha suscitado mucha polémica: el gobierno está evaluando una posible alineación de los tipos impositivos que tenga en cuenta las recomendaciones de la Comisión Europea sobre las subvenciones medioambientales nocivas (SAD)”. El Ministerio de Economía ha aclarado en varias ocasiones que la posible medida “no se traducirá en un simple aumento de los impuestos especiales sobre el gasóleo”. La Unión Energética para la Movilidad (Unem) ha emitido una nota muy precisa con la que calcula el posible impacto en las familias en el caso extremo de que se alineara el impuesto especial sobre el diésel con el de la gasolina: el desembolso adicional para las familias sería de casi el 2 mil millones de euros, unos 70 euros al año para 26 millones de familias.
La carga fiscal actual
Actualmente, la carga fiscal total (impuesto especial + IVA) sobre la gasolina es de 1,041 euros/litro (de los cuales 0,313 IVA), equivalente al 60% del precio al consumo, mientras que para el diésel es de 0,909 euros/litro (de los cuales 0,292 IVA), equivalente a al 56%. Un nivel de tributación que en el caso del diésel, recuerda la UNEM, es el más alto entre los 27 países europeos.
Las subvenciones en el punto de mira de Europa
Según el último “Catálogo de Sad y Saf”, publicado en 2022 por Mase, se consideran Sad las distintas subvenciones introducidas para apoyar a determinadas categorías profesionales, como los agricultores o los camioneros, así como la diferencia de tratamiento fiscal entre la gasolina y diésel (alrededor de 3,4 mil millones de euros).
Las otras consecuencias
En la hipótesis extrema de que la adaptación de los tipos actuales diera lugar a que el impuesto especial sobre el gasóleo se equiparara al de la gasolina, el efecto sería un aumento inmediato de los precios al consumo del gasóleo de 13,5 céntimos de euro por litro, incluido el componente del IVA. (equivalente al 22% del precio industrial más impuestos especiales). Si procediéramos hacia la alineación, el aumento del diésel también afectaría al transporte de mercancías y de personas con vehículos que no se benefician de las ventajas fiscales previstas actualmente (vehículos pesados de menos de 7,5 toneladas y vehículos pesados anteriores a Euro V).
La esperanza expresada por la Unem
En definitiva, el golpe sería notable. Por este motivo, Unem espera que la intervención del Gobierno sea integral y revise la fiscalidad de todos los productos energéticos en función de su huella de carbono, en línea con la revisión de la directiva sobre fiscalidad energética que se está llevando a cabo a nivel europeo, interviniendo también en la fiscalidad de las renovables. productos, como los biocarburantes, también valorizados en la reciente actualización del Pniec, hoy siguen sujetos al mismo impuesto especial que los productos fósiles (gasolina y diésel) a los que sustituyen. «De hecho, nuestro Gobierno reconoce ahora – escribe la asociación dirigida por Gianni Murano – el papel esencial de los biocombustibles en la transición energética y prever una reestructuración de todas las fuentes de energía que afectan al transporte, también en función del impacto del carbono, es sin duda una revisión necesarios para orientar e impactar en un largo proceso de descarbonización del transporte”.