Del orgullo nacional al niño preocupado: Schiphol se convierte en un problema pero no en el jefe


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SCHIPHOL – Cualquiera que vuele desde Schiphol en los próximos días debe seguir esperando grandes multitudes. El aeropuerto tiene ese mensaje sombrío. Nadie, desde el propio Schiphol hasta el ministro Mark Harbers, parece saber cómo se pueden resolver los problemas rápidamente y no se volverá a pedir a las aerolíneas que reduzcan el número de pasajeros. ¿Cómo se llegó a esto?



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