Decepción de la Juve: en la Sampdoria solo va 0-0. Y que desperdicio Kostic en el 93’…

El 4-3-3 no soluciona los problemas de repostaje de Vlahovic. Además de la del croata, sólo una oportunidad para que Cuadrado, bianconeri, se vuelva a ver. Los ligures golpean dos maderas

El primer partido de la Juventus fuera de casa de la temporada termina con un resultado sin goles en Marassi: contra la Sampdoria termina 0-0, después de que la Juve había ganado los últimos seis enfrentamientos directos y el último empate fue el 14 de diciembre de 2014. Vlahovic también, después de los cinco goles Anotó en 4 partidos como titular, sufre un revés. Pero es toda la Juve la que encuentra poca gloria en Marassi, en el partido que vio el debut desde el 1′ de Kostic y Rabiot, de titular a protagonista en un abrir y cerrar de ojos. El ranking empieza a alargarse, con Inter, Napoli y Roma en el escalón más alto con pleno de puntos y la Juve persiguiendo a dos puntos.

Ocasiones con el cuentagotas

Con seis jugadores lesionados (Pogba, Di Maria, Szczesny y Bonucci además de Chiesa y Kaio Jorge), la Juve arrancó con un 4-3-3 con Rugani en lugar del capitán, Rabiot a la izquierda, y Cuadrado y Kostic junto a Vlahovic . La Sampdoria, privada de De Luca entre otros, opta por un 4-1-4-1 con Caputo al final del ataque, apoyado por un Sabiri decididamente inspirado. En la primera mitad son los locales los que juegan el partido, llevando las riendas del juego y produciendo mayor peligro. A los 6 minutos, los ligures casi se adelantan con un balón de Leris desviado en el larguero por Perin, en un gran pase en profundidad de Sabiri que afectó a la defensa de la Juventus. La Juve responde con una acción personal de Cuadrado, que le quita el balón a Augello en el 14′ y Audero apunta al ímpetu, sin pensar en un Vlahovic bien colocado. El portero de Dorian se salva en dos tiempos. El colombiano y Danilo se encuentran con los ojos cerrados por la derecha, McKennie varios por toda la delantera, Kostic pistones por la izquierda, pero la Juve no logra ser peligrosa en la zona de gol. Y aún arriesga, cuando Vlahovic pega un palo en su propia portería intentando desactivar un disparo desde el banderín.

Las alas vuelan pero los suministros están a la carrera

La pareja serbia se busca pero no se encuentra, la Juve maniobra pero su juego es lento y predecible. La Sampdoria va bajo presión y vuelve a empezar a toda velocidad, con Sabiri astilla impredecible y dentro de un sistema organizado. La Juve, por otro lado, no logra cambiar el ritmo y con demasiada frecuencia juega horizontalmente, con solo McKennie buscando un destello de imprevisibilidad moviéndose entre líneas. Con las bandas muchas veces encogidas durante la fase de repliegue, el problema de abastecimiento de Vlahovic no se soluciona, tanto que el serbio recibe pocos balones y cuando se retira para ir a recuperar alguno es llamado a ocupar el área. A lo largo de la primera parte, el delantero centro toca un total de tres balones.

Dar paso a los jóvenes

La segunda parte comienza con De Sciglio en lugar de Alex Sandro, pero sobre todo con una Juve más emprendedora. Al 50′ Primer remate de Vlahovic: el serbio manda alto con una izquierda en carrera, servida en profundidad por Rabiot. Confirmando que si la Juve juega rápido, su nivel de peligro aumenta. Pero es un relámpago: los bianconeri luego vuelven a ser ahora demasiado expectantes, ahora demasiado apresurados y, en cualquier caso, inconclusos, al menos hasta que Miretti entra en el campo en lugar de McKennie, después de un cuarto de una hora. De su recuperación sale el filtro de Vlahovic que sirve a Rabiot pero desde fuera de juego y por tanto no se valida el gol. Rovella también entra en la final, mientras que Quagliarella también se deja ver en la Sampdoria, pero ahora el partido tiene poco que añadir, si no la emoción firmada por el delantero de 39 años: la Juve será repasada, porque si es cierto que en la Al final poco concedió a la Samp, menos aún ha sabido construir. Salvo ocasión familiar de Kostic en el 93, con Audero salvando a la Sampdoria: un relámpago que no cambia el equilibrio del partido.



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