De Roma a Milán, las ciudades ponen freno a los patinetes salvajes


Al llegar a Italia a fines de 2019, los scooters eléctricos compartidos han cambiado la movilidad en los centros de las ciudades con un aumento en el número en el período de la pandemia de Covid que pronto los convirtió en el servicio de “compartir” más extendido en Italia. Un éxito que, sin embargo, también ha traído graves consecuencias para la seguridad y la decoración urbana: vehículos tirados en las aceras o mal estacionados, accidentes. Un decreto del Ministerio de Infraestructura y Transporte, que entró en vigor en noviembre de 2021, introdujo normas nacionales a las que se han adaptado las administraciones municipales. En Roma, en tanto, tras las directrices aprobadas por el consejo de Roberto Gualtieri el 24 de junio de 2022, comenzó la “revolución” con la publicación de la convocatoria para la selección de tres operadores.

El caos romano y las nuevas reglas.

Hasta el momento, siete empresas compartidas operan en Roma para un total de 14.500 scooters en circulación. Casi la misma cantidad de medios que en Londres -subraya una investigación de Consumerismo No Profit que comparó cifras y hábitos en las capitales europeas- pero casi todos concentrados sin reglas en las zonas centrales, a pesar de que el número de habitantes es un tercio respecto a la capital. El Inglés y la Ciudad Eterna se extiende por una superficie inferior al 22,3%. En los primeros 4 meses de 2022, se registraron más de 1,65 millones de alquileres en la capital italiana para un total de aproximadamente 4 millones de km recorridos; la mayoría de los alquileres se realizan en la zona céntrica de la ciudad con una duración media de 12 minutos y 2 km recorridos. Cifras que se reflejan en la elevada tasa de estacionamiento incorrecto de scooters, que en Roma se estima que alcanza el 69% del total.

Con la nueva regulación cambiarán muchos aspectos: como se mencionó, los operadores pasarán de los actuales 7 a 3, con una concesión de tres años y con medios que pueden ser un número máximo de 3 mil en las áreas centrales y luego repartirse a partes iguales entre los demás Municipios. Las empresas que quieran operar en Roma deben haber realizado ya un servicio autorizado en la ciudad con un mínimo de 750 mil habitantes y al menos mil vehículos. También se establece que será tarea del Municipio identificar las nuevas áreas de no estacionamiento y dónde construir los puestos.

A estas disposiciones se suman: placa metálica en los vehículos con la adición de código QR que permite la identificación inmediata a través de dispositivos electrónicos, velocidad máxima de 20 km/h que automáticamente pasa a ser de 6 km/h en zonas peatonales, alquileres solo para adultos y matriculación obligatoria con un tarjeta de identificación.

Experimentación extendida en Milán

Milán apuesta por la movilidad “alternativa” y mira con favor el uso de scooters, fomentando el sharing a partir de 2020: los scooters compartidos son 5.250 de siete empresas diferentes con un límite máximo de seis mil vehículos, 750 por flota). Los estudios que avalan la elección del Municipio dicen que este vehículo cobra cada vez más importancia para la llamada última milla, en los pasajes entre un transporte público y otro o para pequeños viajes. Los usuarios lo utilizan durante una media de 1,5 km, durante 12 minutos consecutivos (de media hay 8.600 alquileres diarios). En cuanto al cumplimiento de las normas, Milán se atiene a lo decidido a nivel nacional sobre los límites de velocidad y sobre el uso de cascos. También puedes ir con el patinete por las ciclovías, pero no por las aceras.



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