La Fundación Fiera Milano se mueve cada vez más expresando una función dual y complementaria. Opera en su negocio principal como uno de los principales protagonistas italianos y europeos, asignando las líneas estratégicas y controlando la empresa de vehículos operativos Fiera Milano Spa, que cotiza en la Bolsa de Valores. Se mueve en el complejo contexto nacional con el perfil de un sujeto activo que, de forma autónoma y en diálogo constructivo con las instituciones, interviene ideando e implementando soluciones sobre expedientes críticos, cuyo estancamiento abriría heridas sociales y económicas a la comunidad nacional. o hacer que pierda oportunidades para las comunidades locales. En definitiva, la Fundación Fiera Milano se parece cada vez más al personaje de la película Pulp Fiction de Quentin Tarantino, que se presenta con el lema: «Soy el señor lobo, soluciono problemas».
Ocurrió en el pasado reciente. Sucede ahora. Sucederá más y más. Ocurrió durante la Covid-19, con el hospital de la Fiera y con el centro de vacunación. Ocurrió en la primera fase de la guerra en Ucrania, cuando la Fundación organizó una serie de actividades a favor de las ferias de Varsovia y Poznan, mientras los refugiados comenzaban a llegar a Polonia sin traer nada de casa, salvo el miedo y la desesperación. Sucedió recientemente con los Juegos Olímpicos de Invierno de Milán-Cortina y la necesidad de tener una pista de patinaje.
El perfil surge en primer lugar de su carácter de entidad de derecho privado, lo que le permite moverse con una agilidad desconocida para las entidades de derecho público. Esta agilidad, que ya caracteriza las actividades a medio y largo plazo de su gestión característica, adquiere un valor estratégico aún más particular cuando la Fundación se enfrenta a emergencias, debiendo responder con rapidez a situaciones difíciles y molestas. Y se vuelve aún más significativo si se considera que esta capacidad, tanto para la intervención rápida en traumas sociales y públicos italianos e internacionales como para la planificación de actividades colaterales en bienes públicos tangibles e intangibles, se financia a través de los flujos de caja anuales y la capitalización que, creciendo año tras año, ha solidificado la estructura de capital.
El primer elemento, tanto financiero como “civil”, es posible gracias a la ausencia de la obligación de que la Fundación Fiera Milano pague dividendos a sus partes interesadas, que incluyen la Región de Lombardía y el Municipio de Milán. Por eso, todos los beneficios generados se han llevado a patrimonio: desde 2018, el primer año de la presidencia de Enrico Pazzali, el patrimonio ha pasado de 663 millones a 740 millones de euros. Se trata pues de un pulmón financiero muy completo, que dota a la Fundación de los medios para moverse precisamente en la escala de ciudad, donde la Fundación es el interlocutor de la administración presidida por Giuseppe Sala, en la escala regional, donde la relación con la junta de Attilio Fontana es estrecha, ya escala nacional, hoy marcada por el primer gobierno presidido por Giorgia Meloni.
En la nueva era histórica provocada en China por el paciente cero en Wuhan y en Italia y en Europa por el paciente cero en Codogno, la Fondazione Fiera Milano tenía las herramientas financieras, además de gerenciales, para concebir y establecer (a sugerencia de Guido Bertolaso) la primera unidad de cuidados intensivos fuera de un hospital. En diez días, entre marzo y abril de 2020, se habilitaron 55 camas de cuidados intensivos en los pabellones de Portello. En doce días fueron 105. Eventualmente, por esta instalación pasarán 538 pacientes graves, sentados e intubados. El hospital de la Fiera se convierte en un terreno de confrontación violenta entre quienes defienden la necesidad de mantener todo dentro de los hospitales y quienes, por el contrario, creen que podría ser útil utilizar espacios anómalos como la Fiera y no específicamente vehículos médicos como la Fondazione. Al mismo tiempo, esos días estuvieron marcados por el conflicto -y no por los pocos errores mutuos- entre Roma y Milán, entre el gobierno central y el gobierno local. En cualquier caso, sin embargo, todos coinciden en la idea de que si el virus no entró en Milán en esos meses oscuros sino que se detuvo en sus fronteras, también fue gracias a esta estructura. El cual, al final, fue -en un pasaje dramático para el mundo, en el que todos avanzaban a tientas- tomado como modelo en treinta y cuatro casos, el más importante de los cuales fue el hospital creado dentro de la feria de Berlín. Los fondos recaudados en forma de donaciones para esta operación ascendieron a 24,9 millones, de los cuales 22,9 millones recaudados a través de la Fondazione Comunità Milano. Además, el hospital de Fiera permitió a la alta dirección dirigida por Pazzali construir una relación con la familia Del Vecchio y con EssilorLuxottica: Leonardo Del Vecchio, durante la fase de recaudación de fondos, donó diez millones de euros, técnicamente donados a través de la Fundación Comunitaria de Milán.