El conflicto en Ucrania impulsa la prisa de las familias italianas por conseguir liquidez, una tendencia ya desencadenada por la pandemia. Los depósitos estacionados en cuentas corrientes crecen incluso en tiempos de guerra, así como las solicitudes de préstamos, tanto personales como formalizados. Tanto es así que la carrera obliga a los bancos a invertir en innovación y servicios digitales.
El aumento de los depósitos
Ni la guerra que estalló a finales de febrero ni los temores ligados a la inflación, por tanto, parecen frenar la carrera de los italianos hacia el ahorro “líquido”. Los depósitos de los hogares consumidores, en concreto, tocaron en marzo los 1.174 millones de euros, un 0,21% más que el mes anterior, cuando comenzó la ofensiva militar rusa. Decir esto son los datos sobre los montos del Banco de Italia, que han registrado una tendencia constante en los últimos dos años: desde que estalló la pandemia (marzo de 2020) el aumento fue del 9,96 por ciento.
La tendencia se confirma con las estimaciones de ABI para el mes de abril, según las cuales los depósitos (incluidos los en cuentas corrientes, certificados de depósito y pactos de recompra) de todos los clientes residentes -incluidas las empresas- han aumentado un 5,2% más. , con un aumento de 92 mil millones de euros en un año.
En gran medida, esto fue inicialmente un contragolpe vinculado a la incapacidad de gastar en muchos sectores y servicios y la incertidumbre sobre el futuro. Luego vino la crisis del consumidor. Tanto es así que hoy la liquidez presiona a los bancos, arriesgándose a recargar en exceso los costes de gestión, gracias a un largo periodo de tipos negativos. De ahí la necesidad de que las entidades de crédito controlen mejor los flujos, inviertan para optimizar gastos e incentiven módulos de inversión, por ejemplo con el objetivo de incentivar a los clientes a transformar parte de su liquidez en fondos o pólizas. De hecho, no existe una tasa de rendimiento que pueda salvar los depósitos reservados por el aumento de la inflación.
Auge de los préstamos “a corto”
En tanto, en mayo las solicitudes de préstamos de las familias, tanto personales como concretados, aumentaron un 23% según la Crif. Y la demanda impulsa los desembolsos, que crecieron un 4% en marzo (último boletín ABI). Suben tanto las hipotecas para adquisición de vivienda (+5,2%) como los créditos al consumo (+1,7%). En concreto, a finales de 2021 la cuota de ventas financiadas con préstamo hipotecario aumentó hasta el 73%, acercándose a los valores del verano de 2019.