AIncluso en la familia más soleada y unida del mundo, en Navidad es imposible evitar el fuego cruzado de las preguntas incómodas de los familiares. Suelen estar motivados por una sana curiosidad, del mismo modo que suelen provocar una gran ansiedad en quien los recibe. Preguntas que se hacen de buena fe pero realmente indigestas, entre una lasaña y un zampone, para los que tienen que concertar una respuesta.
“¿Cuánto tienes un hijo?” y otras preguntas incomodas
Van desde las relativas a la vida privada y las elecciones personales (“¿cuándo vas a tener un hijo?”, “yo ya estaba casado a tu edad y tú?”) hasta las que, de forma más o menos velada, apuntan a preguntas económicas (“¿qué trabajo dijiste que hacías?”).
Para digerir mejor comidas y cenas con familiares curiosos, Taxfix, una aplicación accesible desde teléfonos inteligentes y computadoras creada para facilitar las declaraciones de impuestos en líneaha creado una guía de 5 puntos para responder preguntas incómodas.
Parientes serpientes, el manual para tratar con ellos
1. Desviar la atención: si te das cuenta de que estás en el centro de atención, una idea puede ser cambiar tácticamente la atención a otro miembro de la familia. No acariciarlo con nuevas preguntas embarazosas sino enfatizar sus éxitos: el primo que acaba de conseguir un ascenso o la cuñada embarazada. Todos los familiares se unirán a los cumplidos, y para el objeto de atención será otro.
2. Mantén la calma: incluso si los comentarios no son bienvenidos, mantener la calma y tener paciencia es fundamental para que el “caso” se calme rápidamente. Responder a las solicitudes de una manera poco comprensiva solo despertaría la curiosidad y una mayor investigación sobre su mal humor.
3. Apoyar los propios ideales: es posible que los familiares, por la distancia en edad o cultura, no comprendan las elecciones de los que pertenecen a otra generación (por ejemplo: ser autónomo en lugar de aspirar a un trabajo permanente, no querer casarse o tener hijos). Explicar las razones y el cambio de mentalidad puede ser un desafío. Posible, pero eso requiere mucha calma.
4. Concéntrese en los aspectos positivos. El día de Navidad no se trata solo de preguntas incómodas y parientes de serpientes. Puede ser suficiente concentrarse en los aspectos positivos del almuerzo para encontrar el buen humor. Desde la posibilidad de disfrutar de los tortellini que tan bien cocina solo la tía hasta el abrazo con la prima que vive lejos.
5. Proponer un brindis. Las burbujas tendrán éxito donde otras acciones han fallado. Desviarán la atención y aliviarán la tensión.
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