Arabella tiene una cabeza setentera
Pero ella es una amante moderna
Monos árticos (2013)
Cuando se trata de inspiración, el líder de Arctic Monkeys, Alex Turner, es el artista más esponjoso que puedas conocer. Y lo sorprendente es que absorbe todo: literatura, arte, películas, música, televisión, y lo presenta en canciones originales.
Turner (1986) no oculta dónde está cosa obtiene de Le gusta hablar de ello, como disco caído y librería. Todo comenzó con el título de su álbum debut, Lo que sea que la gente diga que soy, eso es lo que no soy (2006). Esa cita se hace realidad Sábado noche y domingo mañana (1958) de Alan Sillitoe, el inglés Ernest Hemingway. Bastante típico, como adolescente, pensar en un escritor así y decir que estás influenciado por el poeta punk John Cooper Clarke.
En su primer y fantástico sencillo Apuesto a que te ves bien en la pista de baile él citó Río de Durán Durán y se refirió al libro 1984 de George Orwell. Con los versos ‘No hay amor, ni Montescos ni Capuletos/ Sólo (…) pistas de baile sucias y sueños de travesuras’, mostró la obra de Shakespeare Romeo y Julieta saber.
Antes de escuchar el rock de The Strokes y Oasis con sus amigos de la infancia en Sheffield, intercalado con el hip-hop de Roots Manuva, había conocido la historia del pop en su casa paterna. Los padres de Turner, profesores de idiomas y música, eran grandes fanáticos de la música. Durante los viajes en auto, pasaban The Beatles y David Bowie, al menos cuando su madre estaba al volante. Su padre era un gran admirador de Frank Sinatra y el jazz.
Después del sensacional debut, los Arctic Monkeys, y su cantante en particular, mantuvieron el impulso. Turner compuso para la película SubmarinoScott hizo música al estilo de Walker con El ultimo cachorro de sombras y tiró los discos necesarios de Arctic Monkeys, como SOY en 2013, con rock pesado a lo Black Sabbath.
En ese álbum está la única canción homónima de Turner, arabella. En línea con las expectativas, lo había convertido en una imagen de rompecabezas, llena de referencias y fuentes de inspiración. Para empezar, la declaración de amor cantada partía de dos nombres existentes: el personaje ficticio Barbarella y Arielle, en honor a Arielle Vandenberg. Ella era su entonces amante, una actriz y presentadora estadounidense. Barbarella fue una interpretación espectacular de Jane Fonda en la película de ciencia ficción de 1968 del mismo nombre, en la que vestía un traje de astronauta ajustado.
Pero eso no es todo, según una entrevista con El observador. Turner compartió que al escribir arabella en el universo realista mágico de Cien Años de Soledad de Gabriel García Márquez había buceado.
También resultó estar inspirado en un renombrado holandés: MC Escher (1898-1972), el artista gráfico creador de ilusiones ópticas. Turner comparó canciones como arabella con ‘una escalera de Escher’, una fantasía interminable que no dejó claro de inmediato cuál era el significado. ‘Cuando empezamos, la vida se trataba de salir y quedarse varado en un club. No parecía tener ningún sentido. Se sentía como una escalera sin fin.