Indio de Bayamón arrancado de Puerto Rico, infancia difícil en Harlem, prisión a los 15 años, redención con el boxeo y corona mundial en tres categorías diferentes. Hasta el trágico final de una vida de excesos
Un indio llamativo, vestido con todos los colores de un desfile y la sonrisa de alguien que ha visto demasiado y hecho aún más, sólo para sobrevivir. Un padre que lo concibió junto con su madre en Bayamón, el barrio de hospitales psiquiátricos de San Juan, en Puerto Rico; ella quien sola lo llevó a Nueva York, a la parte hispana de Harlem, cuando tenía tres años. Cualquiera más intenta aprender la vida sin verla reflejada en los charcos inmundos de alguna acera; pelar una manzana pequeña sin romper la hoja del cuchillo.