El psicólogo: “Los jóvenes prefieren ducharse en casa”. La guía de Aldo Grauso y Massimiliano Bellarte para contrarrestar un fenómeno cada vez más extendido
Regresar al vestuario para romper el círculo vicioso de la dispersión social y conocernos fuera del terreno de juego. La observación y la acción del entrenador son fundamentales. De Aldo Grauso a Massimiliano Bellarte, un manual a prueba de intimidación. Según el informe del Servicio de Análisis Criminal del Departamento de Seguridad Pública, Dirección Central de Policía Criminal – Ministerio del Interior, luego de la restricciones de bloqueo Debido a la emergencia del Covid 19, el alto índice de dispersión social ha exacerbado las condiciones de desviación juvenil, con el consiguiente aumento de los fenómenos de baby gangs, bullying y cyberbullying. En este contexto, gimnasios, parques infantiles y vestuarios pueden resultar un punto de observación óptimo para interceptar y contrarrestarsino también para prevenir el acoso. Condición sine qua non… la ducha.
VIVIR EL VESTUARIO
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El acoso es violencia física, verbal o psicológica perpetrada a lo largo del tiempo por un líder agresor apoyado (o sin oposición) por sus espectadores. Esta forma de abuso frente a frente Nació en un ambiente escolar y encontró un humus ideal en el vestuario. ser reprendido por el acosador y, por lo tanto, detenido por el entrenador. “Sin embargo, desde el confinamiento hasta hoy, Más del 40% de los socios jóvenes prefieren ducharse en casa.. De esta manera falta ese punto de observación y, sobre todo, el momento de agregación que un equipo necesita absolutamente para ser un equipo”. Palabras de Aldo Grauso, profesor de Psicología del Deporte de la Unicusano, miembro de la comisión médico-científica de la FIGC de la Liga Serie B y de la LND y coordinador de la mesa técnica sobre bullying promovida por la Roma Capitale en sinergia con el MIUR. El experto señala el riesgo de una nueva identidad del grupo deportivo, definiéndolo más como “un grupo de personas que tienen el mismo objetivo, no como una agregación con un objetivo común”. Se parece al estacionamiento de personas que toman el mismo autobús todos los días y luego se bajan en diferentes paradas”. La entrada es: volver al vestuario.
LLAME 15 MINUTOS ANTES
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La figura del entrenador marca la diferencia y puede restablecer ese ámbito social que se ha perdido. “Es importante crear un contexto en el que todos los estudiantes se sientan comprendidos y aceptados. Mi consejo – afirma el experto – es Generalmente los reúne al menos 15 minutos antes del entrenamiento.. Formar un círculo, conocer y ser conocido por el grupo.” Luz verde, por tanto, a las cuestiones no deportivas. “Es un momento de compartir – promete Aldo Grauso – que fomenta la cooperación. Es un período de tiempo que permite al entrenador entrar en el grupo a nivel humano, oler sus estados de ánimo, percibir sus malestares y abordar de raíz las posibles asimetrías de poder”.
Acciones PARA CONTRAR EL ACOSO
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Una vez identificado el fenómeno, ¿qué puede hacer el entrenador además de fomentar las relaciones de los niños? “Tiene que interrumpir la sinapsis del acoso. No dirigirse a los padres, al acosador y al niño acosado, pero llamando a la responsabilidad social a quienes alimentan al acosador con la complicidad de no hacer nada o, peor aún, reírse. Deben reaccionar retirando su apoyo. Sin ellos – explica Grauso – está anulado”.
CONSEJO DEL ENTRENADOR
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Massimiliano Bellarte, entrenador de la selección italiana de fútbol sala, está totalmente en la misma línea: “El entrenador – precisa el entrenador – debe ser parte de esas situaciones negativas, porque puede reconducir al grupo hacia el concepto de un equipo que incluye respeto, aceptación de los errores de otras personas y una reacción constructiva ante la derrota. Además del aporte de socialización e intervención sobre los espectadores del acosador, personalmente identifico una estrategia de campo que tiene como objetivo anular el ridículo de una actuación deportiva o de una característica física particular. ¿Como? Poniendo la víctima del acoso en condiciones favorables para que sea útil al equipo durante los entrenamientos. Y encontrar los momentos adecuados para usarlo en el juego para que ser coprotagonista de eventos positivos. Sin embargo, puede suceder que un error individual sea percibido erróneamente como el culpable de la derrota del equipo. Aquí estás, el equipo debe ser educado para cometer errores. Lo sabemos, aprendemos por miedo o por alegría. ¿Pero qué pasa después de cometer un error? Piensas espontáneamente en no volver a hacerlo. Resultado: ese error está siempre en la mente. Necesitamos enseñar a los niños que mientras el atleta entrena, el ser humano no debe trabajar con el miedo de volver a cometer el error, pero con la alegría de poder competir en infinidad de alternativas constructivas. Los entrenadores tenemos el deber preciso de ayudar a crecer a un potencial deportista dedicándole mucha atención a la parte lúdica y educativa, estimulando la inteligencia detrás de ese error. Porque le enseñará a gestionar las posibles molestias que experimentará fuera del terreno de juego, incluso en su vida adulta”.
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