El mercado de venta de créditos fiscales avanza hacia un estancamiento que corre el riesgo de desgarrarlo irremediablemente. Gracias al marco regulatorio -que, a la fecha, limita las cesiones a tres y permite la segunda y tercera cesiones solo a bancos, intermediarios financieros y compañías de seguros, obligando a estos sujetos a llevar en el estómago miles de millones de créditos- en los últimos días, según al Sole 24 Ore, incluso los dos principales bancos del país, Intesa Sanpaolo y UniCredit, bajo el peso de demasiadas solicitudes, habrían reconocido por separado la progresiva incapacidad para proceder con la aceptación de nuevas solicitudes de transferencia. En definitiva, en ausencia de cambios normativos, será imposible proceder con nuevas solicitudes.
En concreto, Intesa Sanpaolo, que hasta la fecha ha registrado solicitudes para casi 20.000 millones de puestos de trabajo, consultada sobre el tema por el Sole 24 Ore subraya que “si no se modifican los estándares de referencia, es inevitable una ralentización progresiva hasta la salida” de un negocio con los que el banco ha adquirido hasta el momento más de 4.000 millones en créditos fiscales vinculados a bonos de construcción, de los que cerca de la mitad corresponden a empresas que han aplicado el denominado “descuento de factura”.
Flujos de solicitud excesivos
La posición de UniCredit es similar. En los últimos días, el instituto de Piazza Gae Aulenti, de hecho, habría examinado el tema en su Comité de Crédito, llegando a la necesidad de poner freno, al menos por el momento, a nuevas preguntas. El banco está “experimentando un alto volumen de solicitudes que podrían conducir a la consecución de la máxima capacidad fiscal posible para la cesión de créditos”, señala el instituto. De ahí el lanzamiento de “una evaluación interna con el fin de maximizar todos los recursos disponibles y seguir gestionando mejor los flujos de solicitudes de los clientes”. Traducido: se recuperará, eventualmente, cuando haya capacidad suficiente para albergar nuevas solicitudes. Por ahora, en resumen, nos detenemos. Hay que decir que hasta la fecha el banco de Piazza Gae Aulenti tiene créditos fiscales por 252 millones y compromisos relacionados con la compra del futuro crédito fiscal por 939 millones, por un total de casi 1.200 millones de euros.
Los reveses de Intesa y UniCredit son parte de un mercado que ya sufre mucho. A raíz del Decreto Antifraude, en vigor desde el 12 de noviembre de 2021, las trabas para los contribuyentes que querían vender se han incrementado progresivamente. Hasta la llegada de Sostegni ter (27 de enero de 2022), que retiró el concepto de moneda fiscal, recortando a uno el número de transferencias posibles.
Punto de equilibrio y “efecto embudo”
Desde aquel terremoto de enero se han sucedido varios cambios (ya son tres ventas), que aún no han llevado a un punto de equilibrio sostenible para todos los diferentes jugadores. Tanto es así que, tras los últimos trámites en la Cámara para activar una cuarta cesión de préstamos, ya se barajan más cambios que harán más efectivo el mecanismo (ver ayer “Il Sole 24 Ore”): el objetivo es permitir a los bancos liberar su capacidad fiscal, a través de las ventas a sus clientes, para no inundarlos con demasiados créditos fiscales. Son también estos cambios los que miran los grandes institutos.