Antonella Baccaro responde a la pregunta de un lector: "¿Puede haber hombres tan grandes que no puedan ser cuestionados?"


Antonella Baccaro (foto de Carlo Furgeri Gilbert)

B.debe ser una “pluma” extraordinaria, como Natalia Aspesi, para teorizar con sincera convicción personal que hay hombres que no pueden darse el lujo de perder. Hombres que deben ser aceptados para compartir (con otros)que debe ser respetado sin hacer una escena.

Y tened el coraje de ponerlo en blanco y negro, mientras aún no se celebre el funeral en el #Metoo, recordando a otro gran periodista fallecido recientemente: su director Eugenio Scalfari.

En el bello retrato sentimental que le dedica, Aspesi evoca el encanto del fundador de Repubblicay recuerda maliciosamente cómo “en Roma, frente a la puerta cerrada del despacho de Scalfari, deambulaban compañeros ansiosos de ser recibidos y, entre ellos, un aire sospechoso de celos”.

Pero eso, habiendo sido siempre el director “de gran elegancia y clarividencia y democracia, en la política y en los sentimientos, quizás por eso las mujeres de su vida han sido, son, inteligentes, generosas, prudentes”.

¿Y qué? “Un hombre así -concluye el periodista- hay que respetarlo, no se puede montar un escándalo, amargarlo, sobre todo perderlo”.

Pero dejemos en paz a Scalfari y Aspesi, mitos indiscutibles, y vengamos al lector que me pregunta: ¿Puede haber hombres tan grandes que no puedan ser cuestionados?

Personalmente creo que sería como aceptar la teoría de que detrás de un gran hombre solo puede haber una gran mujer (o más de una), cuya grandeza e inteligencia radica precisamente en estar “detrás”. Que no está al costado, sino justo detrás.

Una teoría reelaborada en los últimos años, precisamente en las crónicas sentimentales, donde se intentaba contar a los hombres, aunque indiscutiblemente grandes, sin que sus compañeras de vida fueran calificadas de muy pacientes, y por ello admiradas. Todo esto con la intención de evitar darle a ese paso femenino un valor positivo o incluso el crisma de un rol al que aspirar en la vida.

Hoy, gracias a la mayor conciencia de las mujeres, dar un paso atrás no es una opción. La elección es más bien asociarse con un gran hombre, con todo lo que eso implica, o buscar lo que es mejor para él. En algún otro lugar.

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