Ante el colapso de los nacimientos, ¿cómo reaccionará la humanidad? ¿Defenderá a toda costa la maternidad biológica, condenándose a sí misma a la extinción?


Antonella Baccaro (foto de Carlo Furgeri Gilbert).

Callepero que has leído la entrevista de Aldo Cazzullo a michelle murgiapublicado por Corriere della Sera: una mina de ideas. Amor, muerte, maternidad, política, sentido de pertenencia, sexo.

No hay tema que la escritora, que ha revelado que le quedan unos meses de vida a causa del cáncer, no toque, estimulada por la sagacidad de la entrevistadora.

Directa, como sólo ella puede serlo, la autora, entre otras cosas, traza los contornos de una forma de vivir el amor diferente a la que tiene a la pareja como punto de apoyoque en su visión aparece residual.

Y entonces la familia es «queer», término que siente que tiene que traducir por «núcleo familiar atípico»: una comunidad de personas que se aman, a las que Murgia ha ofrecido un techo común.

Michela Murgia se rapa el pelo tras el anuncio del cáncer en etapa cuatro

El casamiento, para el que también se prepara la escritora, porque se necesitan papeles en relación a la ‘post mortem’, es con un hombre, pero podría haber sido con una mujer, porque «en cuidarnos nunca hemos hecho un tema de genero».

Incluso los niños siguen la misma lógica de deconstrucción de los modelos: «Tengo cuatro hijos», declama con orgullo, refiriéndose a los niños que esencialmente adoptó, según la antigua práctica sarda de «afiliación del alma».

Que en el pasado era una colaboración entre familias, la de origen, generalmente pobre, y la de acogida, más acomodada, unidas por un acuerdo primero entre los adultos y luego sujetas a la aprobación del «niño del alma», que adquiría, entre derechos, el de herencia. Socavando así lo que él llama «la retórica de la maternidad biológica», Murgia va al grano de todo el asunto: el útero y su sacralidaduna mística que se acrecienta precisamente en conjunción con la crisis demográfica, apunta el escritor.

Quien observa: «Tal vez un día todos naceremos de un útero artificial». Y me pregunto si estamos preparadas para tal salto, si consideraremos un gesto de libertad delegar nuestra maternidad o si nos aferraremos a ella como un derecho, defendiéndola de la expropiación.

Y la humanidad, ante el colapso de los nacimientos¿será capaz de aprovechar esto como una oportunidad o defenderá el modelo biológico condenándose a sí mismo a la extinción?

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