“GRAMOgraciosos tigres domésticos”: así definió a los gatos el gran etólogo Konrad Lorenz. depredadores natos, en su camino evolutivo y de “domesticación”, sin embargo, han cambiado mucho. Para que varios de los estereotipos sobre ellos puedan ser desacreditados. No son detalles: una percepción distorsionada de su comportamiento nos lleva a perpetuar errores en la relación con nuestro gato. Errores que pueden amenazar el equilibrio y la interconexión entre la salud humana y animal (ver el tendencia a humanizarlo). Aquí están los clichés para desacreditar.
Para identificar los falsos mitos sobre nuestros gatos de apartamento, el Veterinaria Simona Cannas (Especialista en Etología Aplicada y Bienestar Animal e Investigadora del Departamento de Medicina Veterinaria y Ciencias Animales de Lodi). Consultor de MSD Salud Animalel experto esbozó algunos errores que cometemos al convivir con esta especie.
1. Los gatos no son animales sociales. FALSO
El gato es un animal social. En su camino evolutivo y de domesticación ha avanzado en su acercamiento al ser humano, incluso a nivel comunicativo. Basta pensar en el maullido, desarrollado en el proceso de domesticación: esa intensidad sonora es a la que más respondemos.
2. Ama la casa, no a la gente. FALSO
Aunque ciertamente es un animal territorial, el gato forma vínculos intensos con las personas. Vínculos afiliativos, muchas veces preferenciales y especiales, con un miembro de la familia.
3. El gato es un animal que no se puede educar. FALSO
El gato es ciertamente un animal independiente, tiene una inteligencia distinta a la del perro, no mayor ni menor sino diferente. Mientras que el perro fue domesticado para depender de nosotros, el proceso de domesticación del gato fue diferente.
Somos por tanto los que tenemos que encontrar el camino correcto y la motivación para enseñar unas reglas, pero muchas veces nos equivocamos en los caminos, los tiempos… y las recompensas. Para un gato, la comida no es un elemento primario con que recompensarlo (como en cambio para el perro). Un estudio reciente explica que la mayoría de los gatos, si tienen que elegir entre su juguete favorito, su comida favorita, su olor favorito, eligen… su humano favorito.
4. No es empático y no es afectivo. FALSO
El gato es muy empático, simplemente tiene una forma diferente de comunicarse. Cuando estamos nerviosos o enojados, el gato lo entiende de inmediato y se aleja. Cuando no estamos bien o tristes, él está ahí para apoyarnos. Siempre está influenciado por nuestras emociones. Incluso con solo estar cerca de nosotros o con el gesto de lamernos, está demostrando su vínculo con nosotros. Así como cuando nos frota es una forma de marcar, pero con este gesto también está devolviendo el olor de la colonia, su familia.
5. Está bien con otro gato. FALSO (¡el bullying felino también existe!)
El gato en la naturaleza crea lazos de afiliación con otros gatos, pero si no hay sentimiento entre esos dos gatos, nunca estarán juntos. A veces, aunque no se soportan, se las arreglan para no interactuar demasiado entre ellos, pero también podemos presenciar fenómenos de agresión pasiva, como el acecho o la intimidación. Gatos que tienden a seguir a la víctima, sin hacer gestos agresivos pero manteniéndose siempre cerca de ella, como buitres, o aún impidiendo que se acerque al comedero.
6. El gato que se queda en casa no necesita cuidados específicos. FALSO
Según un estudio realizado gracias a la aportación incondicional de MSD Salud Animal con la implicación de todos los Departamentos de Parasitología Veterinaria de los 13 centros universitarios italianos, casi 6 de cada 10 gatos están afectados por al menos una especie de parásito.
Esto significa que más del 50% de los gatos domésticos albergan al menos un parásito, ya sea de localización externa, como en el caso de las pulgas y garrapatas, o interna, como en el caso de las lombrices intestinales o respiratorias. Por lo tanto, nunca se debe subestimar el riesgo de infestación de parásitos, incluso en el caso de gatos que viven principalmente en interiores.
7. (A diferencia del perro) No debe tener microchip. FALSO
Incluso el gato, como el perro, puede encontrarse en la posición de dejar la casa para nunca más regresar o viajar. En ambos casos, la aplicación de un microchip permite al buscador poder rastrear al dueño e identificar al animal de manera oportuna. Además, en algunas regiones italianas como Lombardía y Puglia, el microchip es obligatorio para todos los gatos domésticos. El microchip se inyecta debajo de la piel entre los omóplatos. Para el gato no es una molestia: el efecto es como el de una picadura normal por vacunación y lo aplica el Médico Veterinario.
+ 1. No hay límite para el amor de un gato.
El último error grave que se puede cometer es no poner límites y considerar al gato parte de la familia hasta el punto de tratarlo como un ser humano. Este es un verdadero “abuso inconsciente”. Según Médicos Veterinarios, cada vez son más los propietarios que tienen estas actitudes hacia sus mascotas. Con repercusiones directas en el bienestar tanto de humanos como de animales: el desarrollo de patologías del comportamiento, enfermedades crónicas e incluso un aumento de la agresividad de las mascotas son algunos ejemplos.
Cualquiera que quiera traer un gato a su familia, por lo tanto, debe considerar su naturaleza como un depredador felino, comenzando, por ejemplo, por sus necesidades nutricionales.
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