En la tienda de delicatessen espero junto a un hombre frente a la vitrina con bocadillos. Habla con la mujer que está a su lado sobre su futura ex. “Thérèse ya no me quiere”, se queja. “Ahora quiere el descapotable rojo, aunque ni siquiera le gustan los coches abiertos. Le da rigidez en el cuello”. La mujer asiente comprensivamente. Es su turno y pide aceitunas verdes. “¿Con perejil o cilantro?”, pregunta el tendero. Con visible placer responde: “Cilantro”. Mira a la mujer que está a su lado y dice en voz baja: “A ella tampoco le gusta eso”.
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