Cualquiera que espere que Bart De Wever esté de buen humor después de una buena encuesta y la ampliación de las centrales nucleares se equivoca. El botín aún no ha llegado. Está enojado con Sammy Mahdi (CD&V). Le molestan los liberales. No cree nada de Tom Van Grieken (Vlaams Belang). Y se preocupa por el futuro. Debe afrontarlo sin su mano derecha, Lorin Parys.