Cada vez es más huida de la bata blanca: un médico de cada tres está listo para salir del hospital

Tras tres años de pandemia entre turnos agotadores y dosis masivas de estrés, los médicos del Servicio Nacional de Salud están cada vez más dispuestos a renunciar a la bata blanca. Escapar de los hospitales es un deseo de uno de cada tres médicos que dicen estar dispuestos a cambiar de trabajo para tener más tiempo libre y salarios más altos. Entre los médicos mayores también existe la necesidad de una mayor seguridad en el lugar de trabajo. Y el grupo de edad más en crisis es el de 45 a 55 años. Esto es lo que se desprende de una encuesta del mayor sindicato de médicos de hospitales Anaao Asumióa lo que respondieron 2130 médicos y gestores sanitarios.

Los más insatisfechos son los médicos de entre 45 y 55 años

También pesan los salarios más bajos respecto a los compañeros europeos, tanto que como recordaba también recientemente la ministra de Sanidad Horacio Schillaci al menos mil médicos van al extranjero cada año. A estos se suman unos dos mil que dejan el servicio público cada año para ir a trabajar en el sector privado o incluso como “token holder”. Pero, ¿por qué ese deseo de salir de los hospitales? Según la encuesta, la mitad (56,1%) de los médicos y gestores de salud están insatisfechos con las condiciones de su trabajo y 1 de cada 4 (26,1%) también con la calidad de su relación o vida familiar. Un síntoma inequívoco de cuánto el trabajo hospitalario se ha convertido en causa de sufrimiento y alienación. Una insatisfacción que crece con el aumento de la antigüedad y de las responsabilidades, tanto que los jóvenes médicos en formación (24,6%) se declaran menos insatisfechos que los compañeros de mayor edad (36,5%), entre los que alcanza su punto máximo en la franja de edad comprendida entre los 45 años. y 55, periodo de la vida laboral en el que se espera un reconocimiento profesional que nuestro sistema, sin embargo, no es capaz de garantizar.

Además de las demandas salarios más altos y tiempo disponible

En cuanto a los cambios deseados en el trabajo, el podio lo ocupan los aumentos de salarios con el 63,9% de las respuestas, y la mayor disponibilidad de tiempo con el 55,2%. Y son los mayores de 65 años los que consideran prioritaria una mayor seguridad ante un aumento de las agresiones registradas tras el fin de la emergencia del Covid con el regreso del hacinamiento en las urgencias. Por el contrario, la necesidad de los jóvenes de una mayor disponibilidad de tiempo para la familia y el tiempo libre es superior a la de los compañeros con más antigüedad. En general, el aumento de salario y el tiempo libre tienen más peso en las expectativas que la progresión profesional. El 20% de los entrevistados todavía se declaran indecisos, señal de que al menos una vez se han preguntado sobre el futuro de la profesión y su papel dentro del sistema.

Las bajas inversiones en salud pública pesan

La crisis de la profesión se siente más en el sur que en el norte: va del 53,6% del norte, pasa al 56,3% del centro y termina en el sur e islas con hasta un 64,2% de insatisfechos. Pero los datos aparecen -observa el sindicato- tan extendidos que “casi configuran una patología endémica con la que convivir y para la que no existe vacuna ni terapia”. Pesa mucho el hecho de que Italia gaste solo el 6,1% del PIB en sanidad, la cifra más baja entre los países del G7, muy por debajo de la media europea del 11,3% con el coste de la sanidad privada igual al 2,3%, ligeramente por encima de la media europea. Hay que imaginar -propone la Anaao Assomed- un nuevo modelo que preste la debida atención a hacerse cargo del paciente, tanto crónico como agudo, aumentando camas y personal, e implantando esa medicina de proximidad que hoy parece cada vez más teórica, liberando a los profesionales de medicina de papel que le quita tiempo al tratamiento.



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