Nerviosismo, ataque seco, carácter: todos los problemas del Inter han vuelto a la superficie

El empate ante un equipo que lucha contra el descenso demostró una vez más lo imperfecto que es el equipo de Inzaghi. Ahora falta reiniciar de la mejor manera posible de cara a los octavos de final de la Champions

De nuestro corresponsal Andrea Ramazzotti

Duele el empate sin goles en el campo de la Sampdoria, tras un derbi triunfal y más en general tres triunfos consecutivos. Más a la moral y al «proyecto» que a la clasificación. Porque las posibilidades del Scudetto hacía tiempo que estaban barridas tanto por la marcha triunfal del Napoli como por las seis derrotas que acumulan los de Inzaghi en las primeras 22 jornadas. Sin embargo, la falta de victoria ante un equipo que solo tiene 11 puntos permite entender que este Inter todavía tiene demasiados altibajos para apuntar alto, que no sabe ganar los partidos que «debe», pero encima todo lo que sufre frente a los medianos-pequeños, contra los que en este inicio de 2023 perdió 7 puntos. Ciertamente no es una demostración de madurez de cara al futuro y al partido del sábado en San Siro cuando el rival será el Udinese. ¿Con qué moral afrontará el Inter los octavos de final de la Champions? La pregunta es grande y queda sin respuesta tras una actuación como la de la Sampdoria.

Nerviosismo

El entusiasmo que reinaba el pasado domingo tras el derbi parece ahora un recuerdo lejano y en la noche de los Ferrari, la alineación de Inzaghi no parecía ni siquiera pariente lejana de la que estrelló al Diablo. Sucede cuando un grupo no está realmente ganando, carece de líderes y algunos de sus elementos (sobre todo Barella) piensan más en protestar que en quedarse con la cabeza «en» el partido. El desencuentro entre el centrocampista sardo y Lukaku fue una peligrosa sirena que suena dentro y fuera del vestuario de cara al final de temporada. En la conferencia de prensa, Inzaghi explicó que el episodio se cerró en el intervalo y que nunca volverá a suceder. Veremos. Ciertamente ni siquiera los directivos están contentos con ciertos comportamientos que ya habían estigmatizado.

Pesadilla pequeña a mediana

Monza, Empoli y Sampdoria han dejado al descubierto los límites de los nerazzurri, carentes de elementos capaces de superar al hombre y sacar a los demás de las dificultades cuando el partido no despega. El técnico del Piacenza intentó remediar el problema volviendo a utilizar a LuLa desde el 1′, la dupla decisiva para el Scudetto con Conte en el banquillo, pero el resultado no fue el esperado porque Gran Roma tras un excelente comienzo, se apagó y porque Lautaro, por una tarde, no tuvo la instinto asesino. Quizas el Toro El campeón del mundo ha enmascarado algunas carencias del equipo en este primer mes y medio del nuevo año. Pero pedirle que siempre resuelva los problemas es demasiado. Y sería igualmente erróneo tirarle la cruz al belga que está repostando después de tantos problemas físicos. Necesitamos darle tiempo, aunque el tiempo disponible en la carrera por clasificarse para la Champions League 2023-24 sea cada vez menor. Si el Inter se hubiera ido +5 con una victoria en Génova, podría haber mirado hacia el futuro con más optimismo. Ahora, sin embargo, todo será más complicado, sobre todo a nivel psicológico.

Nostalgia Dybala

Eso sí, con un Correa inconcluso o ausente por lesión como en este momento, Inzaghi siente fuerte la ausencia de un cuarto delantero «de verdad». Imposible no arrepentirse de no haber cerrado la operación de Dybala este verano: si las cuentas del club nos hubieran permitido tomar la joya, sin dejar margen de maniobra a la Roma, quizás la temporada hubiera tomado un rumbo diferente. Y quizás algunos partidos en los que el Inter se empantanó los hubiera solucionado el argentino que a Marotta le hubiera gustado traer a Pinetina de cualquier forma. El año debe terminar ahora sin el argentino que hace feliz a la capital giallorossi: es obligatorio esperar que el Inter vuelva rápidamente a ser el del derbi incluso ante rivales que no tienen el escudo de sus primos. El hecho de que no haya encajado un gol después de 14 partidos de liga fuera de casa ayuda, pero pensar en positivo después de la actuación en Génova es complicado incluso para los más optimistas de los aficionados del Inter.



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