Un modelo de fútbol tradicional pero también innovador, una filosofía de fútbol y de vida, una región inigualable, varios talentos en recuperación
Las modelos de fútbol de primer nivel son como ropa elegante cuando te las pruebas: todas bonitas, todas molonas pero o tienes el físico de Brad Pitt o siempre llega un punto en el que te quedan mal. Los hay que tienen dinero, pero la competencia es saber gastarlo y quedar bien por lo general cuanto más sacas y más desperdicias. Los hay con pools de equipos, pero hay que establecer jerarquías y prioridades, de lo contrario corres el riesgo de convertirte en un bulto. Hay nobles que siempre caen de pie, pero los títulos nobiliarios no se pueden comprar y por tanto no son modelos imitables. Hay cerebritos con el algoritmo adecuado y una red capilar de exploradores, y de hecho es una estrategia aplicable que puede dar resultados a corto plazo, pero a un nivel tan alto eres tú quien vende y no quien gana. Sin embargo, existe otra forma de jugar al fútbol, única, que tiene aspectos peculiares a todas las mencionadas anteriormente, que no tiene prisa pero tiene presupuestos, eso sí, que se consolida poco a poco en un alto nivel cuando puede y resiste a los vientos de crisis cuando soplan, que sabe entretener manteniendo al mismo tiempo cierto aspecto romántico que está perdiendo el fútbol autómata moderno.