Partido de ida, las ocho ausencias entre los rossoneri fueron demasiado pesadas. Marcaron Fofana, Aubameyang y James. Dura derrota, pero nada se compromete en el grupo
No se pierde nada, pero esta vez se perdió el Milan. En el Grupo E, todo sigue en juego: cuatro equipos con una diferencia de dos puntos, pero “juego” definitivamente no es la mejor palabra para el Diablo. Prácticamente nada funcionó: fase ofensiva inexistente, salvo un par de derrapes furiosos de Leao, y fase defensiva de película de terror en los tres goles ingleses (Fofana, Aubameyang y James). Pero, también, diferencia de ritmo y planteamiento de juego, bajo la mirada de Cardinale y Gordon Singer: Chelsea con el hambre y la desesperación de quien sólo tenía un punto en la caja fuerte, Milan con la necesidad de salir ileso de Stamford Bridge sin ocho heridos. Es el discurso de siempre: si en Italia triunfan determinadas empresas -y es un gran mérito- es un guión que no se puede replicar en la Champions. La parte relativa a la enfermería, sin embargo, no puede catalogarse como una simple nota: presentarse a estas alturas sin Maignan, Calabria, Florenzi, Kjaer, Hernández, Saelemaekers, Messias e Ibrahimovic lo complica todo. Nunca como esta vez la subida estuvo al límite de lo prohibitivo. El Milan conoce la primera derrota del grupo, pero el ranking dice Salzburgo 5, Chelsea y Milan 4, Dinamo Zagreb 3. Están todos ahí. Lo importante será tener las ideas más claras y encontrar la fiereza en una semana en San Siro.
Las opciones
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Potter optó por un 3-4-2-1 y en comparación con los pronósticos solo dio a luz una verdadera novedad: fuera de Jorginho, confía en Loftus-Cheek. En defensa Koulibaly (que con Potter aún no había visto el campo) prefirió a Cucurella. Ataque encomendado a Aubameyang, con Sterling y Mount unos metros por detrás. Pioli en cambio confirmó todas las hipótesis, y por otro lado no es que tuviera grandes alternativas. Así, espacio para la cadena de la derecha que cobró vida en la emergencia del Empoli con Destlow y Krunic en el trocar. A la izquierda, en lugar de Hernández que ha apuntado a la Juve, el muy ilusionado Ballo-Touré. Luego, los sospechosos de siempre: De Ketelaere detrás de Giroud, Leao a la izquierda, Bennacer capitán y Tonali en el centro. Si acaso, el problema fue el material en el banquillo: de los nueve reservas, dos porteros y dos jugadores del Primavera. El Milan arrancó con una confianza que reconfortaba el alma. Correcto giro de balón, sin miedo frente a Stamford Bridge o incluso ante los cortes de Sterling y las insistentes inserciones de Loftus-Cheek. Sin exagerar y sin complicar la velada de Kepa, pero aún así una gestión madura del partido durante un cuarto de hora, que complicó los planes de los blues. Anillo único para los ingleses, con un derechazo bastante perverso de Mount que Tatarusanu arrincona. Desfile no trivial.
Sin reacción
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Los problemas empezaron cerca de la portería. Porque perseverar es diabólico, pero el Milan logró golpear a Thiago Silva, solo, tres veces seguidas en la misma cantidad de esquinas en dos minutos. Trayectorias suaves y lentas, comprensibles, pero que los rossoneri nunca han sabido leer. Y al tercer intento pasó el Chelsea: Thiago se mojó, Tatarusanu atajó, revolvió y rebotó en el área con el balón de la victoria en el pie de Fofana. Dos minutos de fase defensiva horrenda para el Diablo. El problema es que a partir de entonces el blues se ha apoderado por completo del juego. La reacción rossoneri no se recibió, por el contrario: muchos, demasiados errores en apoyo y salida, con Tonali y Bennacer a menudo asfixiados por Kovacic y Loftus-Cheek (Sandro en particular se vio obligado a menudo a jugar el defensa añadido), Dest y Ballo-Touré tímido y preocupado, y De Ketelaere en una versión súper suave de nuevo: incluso si los pies son refinados, no siempre se puede jugar en zapatillas. Los balones deben ser protegidos y manejados con fiereza. O sea, que el Milan solo conseguía disparar a Leao de forma esporádica y era la dificultad más evidente porque cuando Rafa podía arrancar con velocidad daba escalofríos a los ingleses. A la media hora Kalulu tapó un gol casi anotado por Mount, que luego anuló el holandés Makkelie en gol por fuera de juego. No es una nota baladí: después de 42 minutos, el Milan se encontró con Krunic, Ballo-Touré y Tomori amonestados. Y, en el cuarto de recuperación, todos con las manos en el pelo por un error de doble consejo de guerra. Fantástica bajada de Leao, que derrapó en la cara de tres ingleses y sirvió a De Ketelaere: el belga sin embargo, sin oponentes encima, produjo una caricia en los brazos de Kepa y luego Krunic en el rebote no estuvo a tiempo de entrar por la puerta azul. Un crimen no haberlo aprovechado.
mala figura
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Pudo haber sido un susto, o quizás una alerta importante para el Chelsea, que en cambio volvió al campo en la segunda mitad aún más convencido. Y -una sensación desde afuera- el Milan dio la idea de estar un poco cansado, además de la incapacidad de seguir el ritmo de los movimientos ingleses. Cada vez más incisivo, cada vez más perspicaz. Los Blues se han intensificado. Al 11′ otra horrible fase defensiva con James dejado todo libre para cruzar y sensacional suave de Tomori en el centro del área: Aubameyang agradeció y pateó a tiro de piedra de la puerta. Seis minutos después Kalulu acababa en el libro negro de los errores, poniendo el balón en los pies ingleses hasta el gatillo del torpedo de James. Tres a cero y mala figura para el Diablo, más que nada por la incapacidad de llevar peligro a la portería contraria. Al 20′ Pioli insertó Rebic por De Ketelaere y Gabbia por Krunic, pasando a un 3-4-3 que, sin embargo, no surtió efecto. El Chelsea nunca ha estado en serios aprietos y en un momento dado Pioli -acertadamente dado el resultado- también alejó a Leao de la escena. Porque la segunda vuelta con el Chelsea llegará el próximo martes, pero la Juve se presentará primero en San Siro.
5 de octubre de 2022 (cambio 6 de octubre de 2022 | 00:39)
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