Samir A. dos años y medio de prisión por financiación del terrorismo


El exlíder del Hofstadgroep, Samir A., ​​fue condenado a dos años y medio de prisión en el tribunal de Róterdam el miércoles. El tribunal tiene que el miércoles Anunciado. A. recaudó dinero con el que financió el terrorismo. El juez lo absolvió de participar en la organización yihadista IS. Por eso su condena es considerablemente inferior a la exigida por el Ministerio Público, que exigía seis años de prisión contra A..

Con la ayuda de un banquero clandestino, A., de 36 años, ha enviado a un grupo de mujeres del Estado Islámico (en su mayoría holandesas) 107 000 euros para escapar de los campos de prisioneros sirios donde están encarcelados mujeres y niños extranjeros del Estado Islámico. Planificó y coordinó las fugas.

Según el tribunal, algunos de ellos estaban en la lista de sanciones por terrorismo nacional y A. estaba al tanto. “Entonces sabías que enviar dinero a las personas en esa lista era punible. Como mínimo, se arriesgó a que el dinero terminara en manos del Estado Islámico y se usara para el terrorismo. Esto constituye una intención condicional”, dijo el juez.

grupo hofstad

Samir A. era conocido en el poder judicial desde hacía algún tiempo. El rotterdam se hizo conocido en 2004 como el líder del grupo terrorista Hofstad, del que también era miembro el asesino de Theo van Gogh, Mohammed B. A. fue condenado a trece años de prisión por planear atentados. Desde su liberación en 2013, ha sido vigilado por la policía y la AIVD, porque se dice que todavía está radicalizado.

Hace dos años, A. fue arrestado nuevamente bajo sospecha de financiamiento del terrorismo. Él mismo siempre ha negado cualquier culpa en ello: según él se trataba de ‘ayuda humanitaria’. “Si sabes que los niños se están muriendo de hambre en algún lugar, ayudas”, dijo. NRC. De las mujeres a las que se dice que apoyó, siete ahora han regresado a los Países Bajos. Cuatro de ellos ya han sido condenados por actos terroristas, los otros tres aún están siendo procesados.

Lea también: El enemigo público número uno se desradicaliza pero no



ttn-es-33