El secretario general de la ONU dijo que se beneficiarán especialmente los países en desarrollo y las «personas vulnerables al borde de la hambruna». El acuerdo de granos evitará que miles de millones de personas pasen hambre, dijo el presidente turco Erdogan como anfitrión y mediador. Según él, la guerra también terminará “en la mesa de negociación”. Expresó la esperanza de que el acuerdo de exportación de granos sea el “punto de inflexión”.
En la ceremonia de Estambul, sin embargo, las delegaciones de Ucrania y Rusia no se sentaron en la misma mesa. Poco antes de firmar, los ucranianos habían enfatizado que no concluirían un acuerdo con el agresor, sino con los turcos y la ONU.
La organización internacional coordinará las operaciones necesarias para implementar el acuerdo y hacer que las rutas marítimas sean seguras desde Estambul. Según los observadores, la armada turca desempeñará un papel importante en la seguridad de las rutas de navegación y la inspección de los buques de carga. Es posible que la ONU se acerque a otros países para que ayuden. Holanda ha ofrecido previamente dragaminas.
La guerra entre Ucrania y Rusia es una batalla entre dos de los mayores productores de cereales del mundo. Ucrania no puede exportar granos debido a la guerra y Rusia tiene problemas con el comercio debido a las sanciones. Los precios del trigo, entre otras cosas, se han disparado y existe la amenaza de escasez de alimentos en gran parte del mundo. Eritrea, por ejemplo, importa más de la mitad de sus necesidades de cereales de Rusia y el resto de Ucrania. Turquía exporta casi el 86 por ciento de sus cereales a esos dos países, Egipto el 74 por ciento, Pakistán más del 72 por ciento y Tanzania dos tercios de sus necesidades de cereales.