Cuando piensas en Halloween rápidamente piensas en horror, pero la calabaza tampoco puede quedar fuera. Según la tradición, el fruto se talla en un objeto de aspecto aterrador. Según la tradición, de esta manera se ahuyentan los espíritus malignos. Historia real o no, la calabaza de Halloween nunca pasa de moda.
Cuando Gerben Germs contempla sus campos, ve las calabazas brotando del suelo como proverbiales setas. El ‘granjero de calabazas’ de Erica se ha centrado en cultivar la decoración definitiva para Halloween durante varios años.
“Tenemos varias hectáreas donde cultivamos calabazas”, comenta Germs sobre su trabajo. “En los últimos diez años se ha dado cuenta de que se están volviendo cada vez más populares para Halloween”. Ahí radica un modelo de ingresos para los habitantes de Erica. “Nos hemos ido adaptando poco a poco, pero las ventas van bien”.
¿Qué tan difícil es cultivar calabazas? Germs planta las semillas y se asegura de que el suelo, el fertilizante y el drenaje sean de buena calidad. “Las calabazas para Halloween son principalmente de color naranja, con un diámetro de 20 a 30 centímetros. Van a los talleres, donde las ahuecan y pintan. Pero también nos las compran los parques de atracciones y de vacaciones”.
No necesitas conseguir una caja de herramientas del cobertizo para crear una calabaza espeluznante exitosa. Un cuchillo y una cuchara son suficientes, lo sabe Germs. Sus instrucciones ultracortas: “Se corta la cabeza, se ahueca y se hace una cara u otra figura”.
El secreto del herrero, o en este caso del granjero de calabazas, es rociar la calabaza con laca para el cabello. “Entonces durará más, porque después del vaciado el proceso de descomposición se acelera. Las bacterias se pueden matar con un spray o aceite”.
Hasta agotar existencias, las calabazas de Germs estarán en el escaparate. “La venta a menudo continúa hasta Sint Maarten. A menudo finaliza después del 11 de noviembre. Pero seguimos ocupados, por ejemplo, con la cosecha de patatas y remolachas”, concluye.