Es notable el indicio del cambio de piel que ha experimentado la industria italiana en poco más de diez años, como se desprende del estudio del centro de estudios Confindustria.
Actualmente – esta es la conclusión – el 95% de las PYME italianas se dedican a la exportación y es esta extraordinaria vitalidad en los mercados mundiales la que garantiza el impulso que impulsa el crecimiento italiano, que se sitúa este año en un +0,8%.
Si miramos con el microscopio del comercio mundial, vemos una Italia que tiene más de 137.000 empresas que se presentan en los mercados mundiales y más de la mitad obtienen un volumen de negocios de exportaciones que no supera los 75.000 euros.
La composición se compone así del 0,2% del valor exportado confiado a más de 75.000 pequeñas empresas y a un grupo de poco más de 5.000 empresas que han logrado casi el 75% del valor global del brillante resultado de las exportaciones italianas.
Sin embargo, la verdadera fuerza del modelo productivo italiano reside precisamente en la multitud de pequeñas (y sobre todo medianas) empresas que se lanzan a la aventura global y consiguen igualar el rendimiento de los alemanes que, en cambio, lo apuestan todo a la fuerza de sus campeones nacionales.