Casi los diez millones de habitantes de Cuba se han quedado sin electricidad desde el viernes, hora local. Después de semanas de apagones, una de las centrales eléctricas más grandes de la isla ha fallado. Las agencias de noticias internacionales informan de esto. La electricidad sólo vuelve a estar disponible en varios hospitales y en algunas partes de la capital, La Habana.
El apagón no es ninguna sorpresa. La obsoleta red eléctrica del país lleva meses sufriendo cortes frecuentes y prolongados. En un discurso que comenzó horas más tarde de lo previsto debido a un corte de energía, el primer ministro cubano, Manuel Marrero, declaró el jueves una “emergencia energética”. En vano, las escuelas y la industria no esencial fueron desconectadas de la red eléctrica el viernes como medida de precaución. Alrededor del mediodía finalmente se averió la central eléctrica más grande, la central Antonio Guiteras en la provincia de Matanzas.
Según el Primer Ministro, además del aumento de la demanda de electricidad, también influye la escasez de petróleo. Cuba recibe cada vez menos combustible de Venezuela, México y Rusia, entre otros. Después del huracán Milton, la isla también es menos accesible para los petroleros. El primer ministro Marrero califica la situación de “tormenta perfecta”. El Gobierno “no descansará” hasta que se resuelvan los problemas, ha afirmado el presidente Miguel Díaz-Canel.
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En 2021 se produjeron las mayores protestas en décadas en Cuba. Los cortes de energía también influyeron entonces.
Esto lo tienen que ver los habitantes de las calles vacías de La Habana, señala un periodista de la agencia de noticias AFP. Sólo algunos hospitales y establecimientos de restauración con generador propio disponen de luz. “Nuestra resiliencia tiene límites”, dijo a la AFP Tania Ramírez, de 39 años. “Siento mucha decepción, frustración y desesperación”. Un jubilado de 80 años, Eloy Fon, dijo al periodista que era una “locura”. “No tenemos reservas, no hay nada para mantener el país, vivimos al día”. Otro anuncia que va a jugar al dominó, “porque no nos importa la suerte que tengamos”.