El gobierno alemán endurece la política de asilo y seguridad tras el mortal apuñalamiento de Solingen


El gobierno alemán anunció el jueves una serie de estrictas medidas de asilo y seguridad. El motivo fue el mortal apuñalamiento ocurrido la semana pasada en Solingen, en el que murieron al menos tres personas. El principal sospechoso es un solicitante de asilo deportado; el apuñalamiento fue reivindicado por Estado Islámico.

Las medidas reducen el umbral para la deportación de solicitantes de asilo: cualquiera que cometa un delito violento con un arma puede ser deportado del país. Los solicitantes de asilo no reciben beneficios en Alemania si tienen un procedimiento de asilo en otro país europeo, y cualquiera que viaje a su país de origen sin una buena razón pierde el estatus de refugiado. Los refugiados ucranianos están excluidos de esta última medida.

Además, los servicios de seguridad recibirán más poderes para combatir el islamismo violento y las agencias recibirán más herramientas para identificar a los sospechosos de delitos. También se están endureciendo las normas sobre la posesión de armas: en eventos públicos, como por ejemplo en la fiesta popular de Solingen, donde tuvo lugar el apuñalamiento, se prohíbe el uso de cuchillos y esto se controlará más estrictamente.

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El sospechoso del apuñalamiento, de 26 años, era un solicitante de asilo sirio que había recibido previamente una orden de deportación. Sería deportado a Bulgaria, país por el que había entrado en la Unión Europea y donde debía esperar su trámite de asilo. Cuando las autoridades quisieron deportarlo, no pudieron encontrarlo en el centro de asilo.

Dentro de unos días se celebrarán elecciones en dos estados del este y el partido AfD, que tiene una dura postura antiinmigración, ha aprovechado el apuñalamiento para señalar la fallida política migratoria del gobierno alemán.






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