Litigios, auge de los recursos en primera instancia: +35% en seis meses


yoalerta rebota en los 103 tribunales fiscales de primera instancia. 2024 corre el riesgo de cerrar las cuentas con un nuevo aumento de los recursos, con efectos destinados a frenar el objetivo del Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia (Pnrr) de recortar los litigios ante el Tribunal de Casación, una emergencia desde hace más de una década. Las estimaciones definidas como «pesimistas» por los mismos círculos ministeriales hablan de una previsión de 200.000 nuevos conflictos frente a los 138.377 de 2023. Pero incluso si queremos ser menos trágicos, los datos de este primer semestre del año no apuntan a Escenarios alentadores: entre enero y junio los nuevos casos de primera instancia fueron 109.727, mientras que en el mismo período del año pasado fueron 81.564. Un incremento del 34,53% que parece tener al menos dos culpables, la derogación de la mediación y la definición facilitada, y una víctima, los contribuyentes.

EL QUE EN PRIMER GRADO

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El cóctel de las dos medidas, lanzado con el objetivo de racionalizar y acelerar el proceso fiscal, está produciendo efectos indirectos e imprevistos. Quienes decidieron no adherirse a la definición facilitada -por falta de conveniencia- tuvieron la opción de una suspensión de los plazos de apelación durante 11 meses. En consecuencia, todos los nuevos litigios (entre los definibles) que podrían haber llegado en 2023 están lloviendo este año en los juzgados de primera instancia. Sin embargo, la supresión de la mediación para procedimientos por un valor de hasta 50.000 euros significó que ya no estuvieran disponibles los 90 días disponibles para llegar a un acuerdo entre las autoridades tributarias y los contribuyentes, por lo que los recursos ahora fluyen inmediatamente al tribunal. sistema judicial.

El aumento puede abrir una cuestión política de no poca importancia. Prometimos a la Unión Europea que para 2022 reduciríamos la masa de casos de legitimidad. Y, en cambio, dos años después nos encontramos con un aumento imprevisto de los litigios que se encaminan hacia el Tribunal Supremo, mientras nos preparamos para el primer concurso de jueces profesionales (146 plazas), con inscripciones no antes de 2026, y la anunciada reducción de cargos judiciales (fusión de los Juzgados de primera instancia y corte de las secciones separadas de segunda).

Hay que decir que para los profesionales este auge en primer grado es temporal porque el efecto que produce la definición facilitada, al menos, es temporal. Además, los Tribunales están trabajando para intentar absorber el aumento. Consideremos que frente a estos primeros 81.564 recursos, los jueces -hasta la fecha todavía legos y con compromisos a tiempo parcial- han resuelto 85.995. Sin embargo, las cosas pueden no ser tan simples por dos razones: esta gran productividad corre el riesgo de no ser directamente proporcional a la calidad final de las sentencias, con el resultado de desencadenar un flujo incontrolado de recursos hacia los dos grados siguientes; El número de recursos en mora, es decir, aún por definir, aumentó, pasando de 157.896 el 31 de diciembre de 2023 a 173.827 en el primer trimestre de 2024 y 181.765 en este segundo trimestre.

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El 16 de abril, el Viceministro de Economía Maurizio Leo habló en el Pleno del Consejo Presidencial de Justicia Fiscal (CPGT) acompañado por el Vicejefe de Gabinete Italo Volpe, por el Jefe de la Secretaría Edoardo Arrigo, por el Jefe del Consejo Legislativo Oficina de Finanzas Umberto Maiello, por la asesora jurídica Antonella Lariccia y por el director general del Departamento de Justicia Fiscal Fiorenzo Sirianni. Expresó su «preocupación» por el aumento que ya entonces – al cierre del primer trimestre de 2024 – marcó un +38% de nuevos llamamientos. «Debemos asegurarnos de que no haya un aumento de los litigios», dijo Leo, «sino mediante el uso de herramientas deflacionarias». Hay medidas en vigor: está el refuerzo de la conciliación, extendida al Tribunal Supremo, y también el necesario consorcio litigante, para frenar la proliferación de litigios facsímil. Pero para entender cuál será su impacto en términos de reducción de apelaciones, tendremos que esperar hasta fin de año. Mientras tanto, la emergencia es ahora.



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