La renovación del contrato de funciones centrales que afecta a los ministerios, agencias tributarias y organismos públicos no económicos, para alrededor de 193 mil trabajadores, sigue siendo cuesta arriba. El contrato, sobre el que se ha iniciado la discusión y que suele marcar el camino de los contratos públicos, se refiere al período 2022-2024, un período en el que la inflación se disparó y Aran y los sindicatos se muestran distantes sobre los métodos de recuperación con subidas salariales y de precios. La CGIL volvió a pedir un aumento de los recursos disponibles y amenazó con la movilización en ausencia de respuestas. Una nueva reunión está prevista para el 23 de julio: la reanudación de las negociaciones se definirá en septiembre, cuando el alcance de la ley presupuestaria esté más claro. Un debate que, sin embargo, según el presidente de Aran Antonio Naddeo «fue productivo y centrado en los contenidos, aunque algunos sindicatos plantearon la cuestión de los recursos financieros, para lo cual es necesario esperar a la próxima ley presupuestaria, aplazando así la suscripción de este contrato hasta 2025″.
Hacia un trabajo más inteligente
En cambio, las partes están más cerca en el aspecto regulatorio. Las principales normas deberían confirmarse mientras Aran propone una extensión del smartworking con acuerdos individuales para los trabajadores con problemas de salud, para quienes tienen la ley 104 (y asisten a familiares con discapacidades graves) y para quienes disfrutan de los beneficios de la ley 151/2001. sobre la paternidad. Será posible para estas categorías, con acuerdo individual, realizar trabajo inteligente durante más días que de forma presencial. Dado que todo tendrá que conciliarse con los objetivos de mejorar el servicio público, esto sólo puede ocurrir con las llamadas actividades “inteligentes”.
Las distancias en los aumentos.
Aran, según informa la CGIL, habría propuesto aumentos equivalentes a aproximadamente 143 euros de media en pleno funcionamiento frente a los recursos globales disponibles para el contrato para un aumento salarial del 5,78%. Pero la inflación, recuerda Uil-pa, fue del 8,1% en 2022 y del 5,8% en 2023, por lo que los aumentos propuestos no garantizarían el poder adquisitivo de los sueldos. «Cabe subrayar que se trata de un aumento medio, por lo que algunas categorías como los funcionarios podrán recibir un aumento superior a los 170 euros. En cuanto a la cuestión de los anticipos pagados el pasado mes de diciembre, especificamos a los sindicatos que éstos no limitan la posibilidad de negociar una asignación diferente”, explica Naddeo. «En esencia, los anticipos reemplazan los atrasos de contratos anteriores, dado que todavía estamos en el último año del contrato 2022-24».
El nodo de recursos
«Las cifras ilustradas por Aran, advierte la FP-CGIL, afirmando que está dispuesta a movilizarse, confirman toda nuestra oposición. Sin recursos adicionales tendríamos que hacer un contrato que para muchos no dará ni un euro más a lo que ya tienen en el bolsillo y para otros incluso, si persistieran en pedirnos que pusiéramos a su disposición accesorios, incluso se podría decir que tomaron más de lo que debían. Necesitamos el dinero para seguir financiando el sistema, aumentar los salarios en función de la inflación registrada en el trienio y revaluar el bono de alimentación. Seguiremos diciendo esto hasta que el gobierno ponga más recursos sobre la mesa”.