Aterrizó junto a su pareja de 21 años y lo acompañará su madre Katia. El padre desaparecido y los sacrificios de la familia para ayudarle en su carrera como jugador
Enzo Le Fée ya se ha sumergido en la realidad romana. Ese “Daje Roma Daje” que gritó al salir por la puerta de Fiumicino demuestra el deseo del centrocampista de aterrizar en la capital. Lo esperaba junto a periodistas y aficionados el director deportivo Florent Ghisolfi, quien también esperaba desde Niza la llegada de su madre y sus dos hijas, Ella y Rose Mary, vestidas con la camiseta del Rennes. En estas horas, sin embargo, Le Fée será contactado por su madre Katia, mientras su esposa Mathilde, que prefirió evitar a los fotógrafos y a la prensa, subió con él al avión privado. Veintiún años, guapa y muy reservada incluso en las redes sociales como Enzo que sólo publica imágenes de “campo”. Los dos se conocieron hace tres años y se casaron en noviembre. A partir de ese momento, Mathilde lo siguió a menudo al estadio, así como en viajes por todo el mundo: Maldivas, Nueva York, Marruecos. Tan pronto como Roma llamó, no podían esperar para visitar Italia. Hasta ahora se han detenido en el lago de Como, ahora tendrán tiempo de admirar también la capital.
madre katia
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La familia de Le Fée está unida, incluso a través del dolor. De hecho, la madre Katia tuvo que criar a Enzo prácticamente sola, dándole además su apellido. Jeremy Lampriere, el padre del jugador, que entonces era poco más que un niño, acababa a menudo en prisión por delitos violentos. “Me salté el entrenamiento para ir a visitar a mi padre en prisión – declaró Le Fèe en una entrevista -. También lo hice cuando ganamos la Ligue 2. Recuerdo el día en que mi madre me contó todo, yo era muy pequeña. No fue así. Me afecta demasiado, en el sentido de que mi madre me decía que mi vida tenía que continuar y que esto no debería crearme problemas. Mi padre fue descrito a menudo como una persona violenta, pero nunca me puso las manos encima. o a otro de sus hijos.” Enzo habla de ello en tiempo pasado porque su padre tomó la drástica decisión de quitarse la vida en 2021, dos años después de salir de prisión. Enzo lo esperaba, pero decidió no hablar con los investigadores, lanzándose de lleno a lo que más ama: el fútbol. Una pasión nacida desde niño y plenamente apoyada por su abuelo materno que lo acompañaba prácticamente a todas partes y que aún hoy lo sigue. Desde niño, Enzo soñaba con convertirse en Iniesta y comenzó su carrera en el equipo juvenil del club local Vigilante de Keryado, en Lorient, su ciudad natal. Donde aún vive la madre Katia. “Ella siempre hizo todo lo posible para hacerme feliz, quiero que esté orgullosa”, le dice Le Fée a ‘SoFoot’. Hoy su pequeño, que creció entre mil dificultades, vale 23 millones. E intriga a la afición de la Roma, que está dispuesta a hacerlo sentir como en casa. Tras pasar los reconocimientos médicos llegó al hotel de la zona euro junto con Mathilde y mañana por la mañana estará a las órdenes de De Rossi.
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