Hay un chef español que sueña con alimentar al mundo. José Andrés, fundador de World Central Kitchen, ya ha proporcionado 32 millones de comidas en Gaza. Y ahora podría intensificar su actividad. Existe una conexión importante entre conocimientos y sabores, bien ilustrada por los antropólogos. Se sabe que a través de la alimentación se transmiten no sólo sustancias nutritivas sino también simbólicas. Se trata de una forma importante de comunicación no verbal que, en esta larga temporada de guerra, podría, quién sabe, generar semillas de paz: ayuda alimentaria entregada gracias a un desembarco en el muelle frente a Gaza, en construcción, según la Casa Blanca. .
Todavía hay pocos detalles, pero Ursula von der Leyen ha confirmado el proyecto. Andrés, 55 años, español asturiano, cree en ello y su organización sin ánimo de lucro World Central Kitchen nació para ello: preparar comidas en situaciones de emergencia, desde guerras hasta crisis humanitarias y climáticas. Su experiencia, ya coronada por el éxito, nació de una derrota candente: el despido del restaurante El Bulli de Barcelona, el de Ferran Adrià, a finales de los años 80.
Andrés recibe el golpe y se va a Estados Unidos, con 50 dólares en el bolsillo. La primera parada en Nueva York, luego Washington, un despegue vertical; su fama lo precede y el programa de cocina “Vamos a cocinar” corona su éxito. Estamos en 2010. El terremoto de Haití y un drama humanitario de dimensiones trascendentales lo empujan a Puerto Príncipe. Allí nació su apuesta por World Central Kitchen: el trabajo en un orfanato, un programa de formación para chefs locales, la apuesta por el suministro de cocinas de energía solar. Las cocinas de campaña se extendieron a otros países que experimentan conflictos, crisis climáticas y humanitarias. Cuba, Colombia, Nicaragua, Venezuela se benefician de ello. Más recientemente en la frontera entre Polonia y Ucrania, acogiendo a refugiados que huyen de la invasión rusa.
Siguieron importantes financiaciones, incluida la de Jeff Bezos, que donó 100 millones de dólares a World Central Kitchen. Ahora el reto más difícil: «Estamos intentando hacer lo imposible», dijo Andrés al New York Times hace unos días. Tras los fracasos de los mediadores estadounidenses, europeos, rusos y chinos, el mundo entero espera al chef.