La policía desplegó cientos de agentes el miércoles por la mañana contra los activistas, que llevan 23 días frente al edificio del parlamento en Wellington. Los agentes utilizaron, entre otras cosas, cañones de agua y gas pimienta para dispersar a los manifestantes. Los activistas arrojaron artefactos contra los policías y les arrojaron objetos. También prendieron fuego a las tiendas de campaña.
El comisionado de policía Andrew Coster dice que la protesta ha generado una creciente preocupación en los últimos días. «Estamos preocupados porque las personas con buenas intenciones ahora parecen ser una minoría en comparación con aquellos que están dispuestos a usar la violencia», dijo.
Los activistas, que se inspiraron en los llamados ‘convoyes de la libertad’ en Canadá, se oponen a las reglas de vacunación en Nueva Zelanda. La vacunación contra el Covid-19 es obligatoria para las personas que trabajan en la atención de la salud, la aplicación de la ley y la educación. Si se niega, corre el riesgo de ser despedido. Los neozelandeses también deben presentar un certificado de vacunación en restaurantes, eventos deportivos y servicios religiosos.