Jakob Ingebrigtsen se perdió el oro en los 1.500 m que se creía seguro en el Campeonato Mundial de Atletismo de Budapest. Josh Kerr relegó al corredor milagroso noruego a la plata con un irresistible sprint final y sorprendentemente se convirtió en campeón del mundo.
Jakob Ingebrigtsen se limitó a negar con la cabeza. Iba a ser oro para el noruego, todo el mundo lo esperaba, y probablemente él era el que más. Pero en la recta final en el estadio del Mundial de Budapest, el británico Josh Kerr encendió el turbo y lanzó un irresistible sprint final que Ingebrigtsen ya no pudo contrarrestar. Al final, el campeón olímpico estuvo a punto de conseguir la plata frente a su compatriota Narve Gilje Nordås.
«No me sentía yo mismo»
«Simplemente no me sentía como yo», dijo Ingebrigtsen sobre el programa deportivo y se mostró un poco desconcertado. «Por supuesto que es muy decepcionante, pero no creo que hubiera podido hacerlo de manera muy diferente. Josh Kerr hizo una buena carrera y estaba bien preparado».
El ganador sorpresa apenas podía creer su suerte. «Es surrealista. Es un momento que siempre recordaré», dijo el británico. «Quería correr una carrera de la que pudiera estar orgulloso».
Todavía hay un gran vacío en la colección de títulos de Ingebrigtsen. El joven de 22 años sufrió una sorprendente derrota en esta distancia en el Campeonato Mundial del año pasado en Eugene, contra su compatriota Jake Wightman, actualmente lesionado.
En Budapest, el corredor milagroso noruego provocó discusiones en las semifinales. Corrió hacia la victoria de una forma irritantemente relajada y jugó con el público mucho antes de llegar a la meta. El plusmarquista europeo ganó la carrera con facilidad, pero en la final no hubo tiempo para tonterías.
Ingebrigtsen, algo inusual en él, lo intentó desde delante, controló el campo, pero al final aparentemente no contó con Kerr, que quedó tercero en los Juegos Olímpicos.