¿Alguien recuerda a Hannibal, Face, Murdoch y BA? Estos cuatro estadounidenses formados en la serie de televisión a mediados de la década de 1980. El equipo A un cuarteto de desertores de Vietnam perseguidos por los militares, «por un crimen que no cometieron».
Al final de cada episodio atornillado y soldado Hannibal, Face, Murdoch y B. A. (‘¡Me dan pena los tontos!‘) delirantes artilugios con los que lograron doblegar a sus atacantes, en un espectáculo de explosiones y nubes de humo.
Los últimos días a menudo pensaba en el cuarteto cuando jugaba Lágrimas del Reinola última entrega de la serie de juegos japonesa La leyenda de Zelda. Los creadores tienen en su mayoría entre cuarenta y cincuenta años, por lo que puede ser que hayan sido grandes admiradores de El equipo A.
porque también en Lágrimas del Reino constantemente estás construyendo, manipulando y mezclando para crear armas y herramientas que te ayudarán a superar oponentes u obstáculos. Los juegos han ofrecido durante mucho tiempo la posibilidad de modificar figuras, vehículos o armas: un tirador en primera persona sin una mesa de herramientas en la que un jugador pueda trabajar con las armas es impensable en estos días. Pero este vigésimo Zelda ha convertido el bricolaje en un arte. Sobre eso más tarde.
Ciudadano Kane
Lágrimas del Reino es el vigésimo Zelda en poco menos de cuarenta años. El último título confirma una vez más la reputación de una serie de juegos que continúa reinventándose, con mecánicas de juego innovadoras y mundos encantadores.
Ocarina del tiempo de 2003, con el primer entorno de juego en 3D, también se llama el Ciudadano Kane de los juegos bautizados. El antecesor de Lágrimas del Reino, Aliento de lo Salvajerecibió igualmente grandes elogios en 2013.
Los jugadores no esperan menos. un nuevo La leyenda de Zelda es lo que es un nuevo Tarantino para el aficionado al cine, un nuevo Ian McEwan para el ratón de biblioteca, una nueva Beyoncé para el amante de la música y un nuevo Ivo van Hove para el aficionado al teatro.
la estrella de Lágrimas del Reino no es la Princesa Zelda, quien da su nombre a los juegos. Ese honor no le corresponde a su joven y valiente caballero Link, el verdadero héroe de los títulos de Zelda durante cuarenta años.
La historia también tiene poco que ver con eso. Link y Zelda se adentran en las profundidades del castillo del reino de Hyrule para descubrir el origen de una sustancia misteriosa que brota del fondo. Despiertan a un dios malvado de su sueño eterno, se produce una explosión, Zelda desaparece y, como en Aliento de lo salvaje Link llega consciente vistiendo solo un par de calzoncillos. Así comienza su búsqueda.
Los «papeles principales» reales en Lágrimas del Reino están reservados para los cuatro poderes mágicos con los que Link está dotado en su búsqueda para encontrar a Zelda: cuatro nuevas mecánicas de juego que le dan a este juego su carácter único. Cambian la forma en que el jugador se enfrenta a los oponentes, los obstáculos y los acertijos.
Estructuras maleables
De los cuatro nuevos superpoderes, ‘ascender’ (brillantemente traducido por Nintendo Benelux como ‘zambullirse en el techo’) es el menos mágico. Esta habilidad le permite a Link despegar en cualquier lugar donde no debería: a través de techos, a través de una roca entera sobre su cabeza si es necesario, hasta llegar al siguiente piso o a la cima de una montaña.
El buceo en el techo es un atajo útil, especialmente bienvenido para los jugadores que quieren saltarse largas subidas y paseos interminables. Sabiendo completamente que Lágrimas del Reino es un juego colosal. Hyrule no solo se extiende sobre la tierra, sino también bajo la tierra en forma de un sistema de cuevas y mazmorras. Y Hyrule llega aún más lejos, más alto: el castillo de Zelda literalmente voló hacia el cielo y se quedó allí. Islas completas flotan en las nubes, a miles de metros sobre la superficie terrestre.
Una segunda mecánica de juego nueva le permite a Link invertir el movimiento de los objetos. A primera vista parece un truco, hasta que puedes rebobinar una roca que ha caído del cielo en un ascensor, o hacer que una granada rebote como un boomerang hacia un enemigo que te la arrojó.
Gracias a la opción de rebobinado, un barranco ya no es un obstáculo. Link puede dirigir una balsa con la ayuda de otro poder mágico, hacer que regrese, luego pisar el objeto y seleccionar ‘rebobinar’. La balsa ahora viajará de nuevo por la misma ruta. Así es como Link llega al otro lado, siempre que salga a tiempo.
Pero lo que cautiva a la mayoría de los jugadores (ver la avalancha de mensajes entusiastas en Internet) son los poderes mágicos ‘Ultrahand’ y ‘Stitching’.
Ultrahand permite recoger, manipular o lanzar incluso los objetos más grandes. En combinación con la opción de unir objetos, el jugador puede construir armas inteligentes. Ponga un ojo en una simple flecha y tendrá un cohete que apunta a su propio objetivo. Pega hielo a una flecha y tu enemigo se congelará tan pronto como tu disparo dé en el blanco. Sujeta una piedra a una ramita frágil y creas un club colosal.
Pero la posibilidad de crear ayudantes útiles o simplemente construcciones tontas es lo que mantiene a los jugadores de todo el mundo pegados a la pantalla de su televisor o consola Switch. Ejemplos de cohetes completos de tres etapas que se pueden usar en Lágrimas del Reino Están construidos. Plataformas flotantes de madera con propulsión a chorro. Un caballo de Troya. Robots Gundam de películas de animación japonesas. Y para rematar un gigante de madera con un pene que escupe fuego.
Por su diseño único Lágrimas del Reino uno de esos juegos en los que no es el objetivo final lo que más importa, sino el camino hacia allí.
En la repetición
El nuevo Zelda no está exento de algunos defectos menores. Después de todo este tiempo, la propia princesa debería haber tenido un papel más importante que el de una damisela en apuros que desaparece de la pantalla después de la introducción. Aparentemente, más de cien años de emancipación de la mujer han pasado por Nintendo.
El funcionamiento de Ultrahand no siempre es preciso ni sencillo, y aunque las posibilidades parecen llegar al cielo, ciertamente hay límites a lo que podemos apilar y pegar unos encima de otros: sigue siendo un juego, sigue siendo una caja de herramientas de la que Nintendo es el contenido que determina. Esto puede ser frustrante, especialmente al principio.
En otros juegos se acaba la munición, en este Zelda vuelven a ser las armas las que se desgastan. El juego te invita a explorar todos los rincones, huecos y angosturas, pero muchas veces un desvío apenas deja nada tangible.
Deambulamos, aunque sea hermoso, por Hyrule nuevamente, que también reproduce mucha de la música que también escuchamos en el juego anterior de Zelda, Aliento de lo salvaje. ¿Y no debería Link finalmente tener una voz después de cuarenta años?
Sin embargo, todo eso es cerveza pequeña, en comparación con la riqueza que Lágrimas del Reino ofrece, con sus vastos mundos y las infinitas formas en que puedes jugar el juego. Este último será el motivo por el que los gamers presenten esta nueva La leyenda de Zelda continuará hasta el final de los tiempos. Incluso mucho después de que Nintendo haya colocado su computadora de juegos Switch de seis años en el museo de la compañía. Es un gigante a hombros de gigantes.