La quiebra ya está detrás de WeWork, el gigante de las oficinas compartidas, declarado en quiebra hace unos meses. La sociedad ha anunciado su salida del Capítulo 11 de la ley de quiebras estadounidense y el nombramiento de un nuevo directivo: John Santora, actual ejecutivo de Cushman & Wakefield.
¿Es hora de renacer para WeWork?
El 6 de noviembre de 2023, WeWork anunció su declaración de quiebra en Estados Unidos y Canadá. Un declive, incluso si luego se salvaran las actividades francesas. Valorada durante un tiempo en 47 mil millones de dólares, a finales de 2023 cayó a 45 millones y no ha experimentado, en 13 años, ningún trimestre rentable. Para llegar allí acumuló problemas. En ello tienen mucho que ver los gustos caros de Adam Neumann, su exlíder destituido en 2019.
A esto se suman las fallas en su sistema. En realidad, WeWork no es propietario de sus oficinas, sino que es un inquilino, y los contratos de arrendamiento se firman en un momento de auge inmobiliario. Los espacios no se llenan y llega el covid vaciándolos por completo. La caída ha comenzado, termina con una declaración de quiebra.
Pero eso es historia antigua. Se formará una nueva junta directiva, con Anant Yardi, director ejecutivo de la empresa Yardi Systems, especializada en software de gestión inmobiliaria. John Santora, el nuevo director ejecutivo, proviene de Cushman & Wakefield, una firma de bienes raíces comerciales. Por ello, WeWork se rodea de expertos inmobiliarios para evitar repetir los errores del pasado.
Durante su quiebra, la empresa cerró 170 locales. Una reducción de la cartera que permitirá reducir alquileres y cargas en más de $800 millones. Unos $400 millones adicionales en capital complementan estos ahorros. WeWork ahora afirma ser responsable de 45 millones de metros cuadrados en 600 ubicaciones en 37 países.
Lejos de estar fuera de peligro, WeWork tendrá que consolidar y revisar en cierta medida su modelo económico para tener esperanzas de sobrevivir.