Vlahovic es ahora una casualidad: quinto partido sin gol. Y Allegri lo consuela con un abrazo.

Mala noche para el delantero serbio, sustituido en el minuto 67 para dar paso a un desafortunado Chiesa. Crea dos ocasiones, pero en general sigue siendo demasiado poco peligroso

Compromiso, concentración, dedicación: Dusan Vlahovic una vez más lo da todo. Pero ni con el Friburgo encontró la manera de marcar, y ahora su abstinencia se eleva a cinco partidos consecutivos. De hecho, su último gol se remonta al pasado 16 de febrero, en el empate 1-1 ante el Nantes.

dos ocasiones

A partir de ahí disputó tres partidos prácticamente enteros (ante Spezia, Turín y Roma), 64 minutos en el partido de vuelta en Nantes y 67′ ante el Freiburg, antes de que Chiesa entrara al campo. Para el delantero serbio fue un sacrificio pero no muy brillante, con dos ocasiones que llevan su firma: primero gana una falta desde una posición central y se encarga de ello, obligando a Flekken a levantar a córner; luego, al inicio de la segunda parte, estuvo listo para un centro desde atrás de De María y remató con la cabeza, pero la puntería no fue precisa. Demasiado poco para dar positivo en su test, una vez más marcado por la baja peligrosidad.

obsesión de gol

Allegri en los comentarios al final del partido no deja de subrayar sus habilidades y progreso, además de dispensarle consejos y ánimos durante los partidos, a veces reprochándole cuando se equivoca en la elección de la solución, a veces cargándolo. Ante el Freiburg Vlahovic ahora intentó afrontar la maniobra empatando los departamentos, ahora para darle profundidad al equipo. Pero cuando está en el área le cuesta sincronizarse con el resto del equipo y ponerse en condiciones de rematar con peligro. En cambio, parece haber crecido en cuanto a madurez: los gestos de malestar o nerviosismo manifiesto de la temporada pasada son un recuerdo lejano y al menos sobre el césped no demuestra cuánto le pesa la ausencia de gol, el pan de cada día de todos los delanteros. Y en el momento del cambio recibe el reconfortante abrazo de Allegri tras una mala velada.



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