Dentro de una semana comenzará la Copa del Mundo en Qatar, un país donde los trabajadores extranjeros son explotados sin piedad y donde las mujeres no tienen nada que decir. Esa es, en resumen, la imagen occidental del rico estado petrolero árabe. Pero los flamencos que viven en Doha encuentran la realidad del día a día mucho más matizada. “Nadie llega a ninguna parte con un boicot”.