La sanción por ver la victoria de tu compañero en la pantalla gigante no es ni siquiera la más extraña de las que contempla el reglamento: entre ángulos de frenada, longitud de calcetines, robo de comida y paradas fisiológicas, la del Tour parece más una etiqueta que un reglamento
Los comunicados de prensa de la tarde del jurado del Tour de Francia sacan a la luz un mundo que, estamos seguros, no sabía que existía. Empecemos por el final: al final de la quinta etapa de la carrera, la que pasará a la historia por el golpe de Cavendish contra el récord de Merckx, Davide Ballerini fue multado con 200 francos (la UCI tiene su sede en Suiza, y la moneda oficial es ese), por “comportamiento inadecuado en meta y daño a la imagen del deporte”. ¿Qué podría haber hecho el corredor del Astana en un día de celebración para su capitán y su equipo? Habíamos dejado a Dancers en la meta, llorando por la hazaña de Cavendish: ¿está prohibido que los vean llorar? Una rápida investigación saca a la luz la atroz verdad: uno de los miembros del jurado pilló a Ballerini con las manos en la masa. El Ballero hizo un gran negocio: una vez cumplida su tarea de lanzar el sprint a Cav, el corredor lombardo prácticamente se detuvo a 400 metros de la meta para seguir el sprint en una pantalla gigante. Daño a la imagen del ciclismo. Tras presenciar la apoteosis de su compañero, Ballerini partió de nuevo, cruzó la meta y se arrojó en sus brazos. Pero ya el daño (a la imagen) ya estaba hecho.