Vehículos eléctricos: la disputa comercial entre la UE y China pone de relieve la difícil situación de los fabricantes de automóviles europeos


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Las tormentas eléctricas se caracterizan por una gran cantidad de truenos y relámpagos. También lo es la disputa entre la UE y China sobre las exportaciones de vehículos eléctricos baratos de esta última. La UE amenaza con imponer aranceles a las importaciones si descubre que los vehículos eléctricos chinos infringen las normas comerciales. China está haciendo ruidos de represalia. La creciente animosidad es un reflejo del peligroso lugar en el que se encuentran los fabricantes de automóviles europeos.

Las empresas automovilísticas tradicionales de Europa tienen una larga e ilustre historia en la producción de motores de combustión interna. Su gran gasto en marca ha respaldado este tipo de productos.

Pero los ICE están a punto de desaparecer. Los vehículos eléctricos son ahora materialmente más baratos de operar que sus equivalentes de combustibles fósiles. Peor aún, el precio de compra de los vehículos eléctricos también ha caído. Sólo eso ayuda a atraer consumidores. Se prevé que las ventas aumenten en todo el mundo de unos 10 millones en 2022 a unos 14 millones en 2023, o el 18 por ciento de todos los coches vendidos.

Esto explica en parte las bajas valoraciones de los fabricantes de automóviles tradicionales. Volkswagen cotiza a 3,5 veces las ganancias previstas de este año. Stellantis y Renault son incluso más baratos, rondando el triple.

Además, los consumidores se centran cada vez más en el software de la cabina, además del hardware. Hasta ahora, los fabricantes de automóviles chinos han integrado bien estas capacidades. Volkswagen, que anteriormente era líder en el mercado automovilístico de China, ha sido superada por el especialista en vehículos eléctricos BYD.

El cambio a los vehículos eléctricos, donde la marca heredada importa menos, reduce las barreras de entrada al mercado europeo. De hecho, las importaciones chinas ya representan alrededor del 15 por ciento de los vehículos eléctricos vendidos en el continente. Actualmente, los fabricantes de automóviles chinos como BYD están penetrando el segmento del mercado masivo, que ofrece una oportunidad de ingresos de 130 mil millones de dólares para 2030.

No es de extrañar, entonces, que los responsables de las políticas de la UE estén interesados ​​en proteger sus industrias nacionales, especialmente si se descubre que los fabricantes de automóviles chinos se benefician de subsidios que distorsionan el mercado. Pero imponer aranceles no sería una victoria sencilla. Por un lado, plantea la posibilidad de una guerra comercial. Esto afectaría especialmente al fabricante de automóviles alemán Volkswagen: más de la mitad de sus ingresos netos provienen de operaciones chinas, estima Daniel Roeska de Bernstein. El de BMW está por encima del 30 por ciento.

Los inversores son plenamente conscientes de los problemas que enfrentan los fabricantes de automóviles tradicionales. Las valoraciones persistentemente bajas de sus acciones, incluso cuando los márgenes operativos aumentaron en 2021-2022, apuntan a esta realidad.

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