«A partir de hoy, ya hemos dejado por completo de importar hulla rusa», dijo el portavoz de Vattenfall, Christian Jekat, a BZ.
Las últimas entregas desde Rusia, ordenadas antes del estallido de la guerra, llegaron a finales de marzo. Anteriormente, Vattenfall obtenía el 85 por ciento de su hulla de Rusia.
El consumo se ha reducido de forma continuada en los últimos años: de 1,4 millones de toneladas (2017) a 800.000 toneladas (2021).
Dos de las nueve plantas combinadas de calor y electricidad funcionan con hulla: Reuter West y Moabit.
A fines de la década de 2020, se eliminará gradualmente y se reemplazará por una combinación de biomasa, calor residual, gas natural, power-to-heat (energía eléctrica para calentar), grandes bombas de calor y almacenamiento de calor.
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Tanja Wielgoß (50), directora de Vattenfall Heat, pide una independencia más rápida de los combustibles fósiles. El calor residual, por ejemplo, de los centros de datos, las aguas residuales, los procesos industriales y los desechos, debe usarse de manera más consistente para generar calor.
