Giuseppe Valditara dio el primer paso para reconstruir el diálogo entre escuela y trabajo apenas dos meses después de su llegada (y mérito) al Ministerio de Educación: en vista de las matriculaciones para el nuevo año escolar, envió una carta a las familias y a los estudiantes para recordarles de las oportunidades profesionales presentes en sus territorios, y lamentablemente no cubiertas, y de las salidas que ofrece la educación técnica. Después de un año en el gobierno, ese círculo se cierra, y tras el relanzamiento de Su Academia, ya está lista la más amplia remodelación de toda la cadena técnico-profesional. Con el lanzamiento, a partir de 2024/25, de una experimentación a gran escala del modelo 4+2, cursos de cuatro años más dos años más en su Academia (puede involucrar hasta un máximo del 30% de los institutos técnicos y profesionales en el área). En definitiva, se está construyendo una nueva cadena de formación “tecnológico-profesional”, también en Italia, destinada a implicar a los institutos técnicos, a los institutos profesionales estatales, a los cursos del Ifts, al IeFP regional y a su Academia desde una perspectiva “campus”. Con un doble objetivo, como dice el propio Valditara a nuestro periódico, «dar un futuro a tantos jóvenes que no lo tienen, o que no lo tienen adaptado a sus potencialidades y a sus talentos. Y, al mismo tiempo, reforzar la competitividad de nuestro sistema productivo, que de otro modo corre el riesgo de sufrir una repentina desaceleración», atrapado entre un desajuste ahora rampante, típico de los “perfiles técnicos” y STEM, y la necesidad de innovar y hacer crecer el país.
Se rompe un tabú: con la implicación activa de las empresas en una enseñanza más técnica y de laboratorio, y con la ampliación de los horarios de formación “en el puesto de trabajo”, “con seguridad y con mayor calidad”, recordó Valditara, tras las novedades introducidas en el Decreto de Trabajo de mayo, y vigente a partir del presente año; mayor apertura a experiencias en el extranjero, a idiomas (metodología Clil), a recurrir a la formación de aprendices, «que es un buen canal para que los jóvenes accedan al mundo laboral».
El sentido y al mismo tiempo el “objetivo claro” de la reforma de las escuelas técnico-profesionales de Valditara se resume en una cifra: “Tenemos más de un millón de puestos vacantes, es inaceptable. Mi idea de escuela – añadió – es la constitucional, adaptada a los talentos y capacidades de cada alumno. También por eso, con la reanudación de las clases, tendríamos 37.000 profesores tutores en los últimos tres años de secundaria. Esto permitirá compensar los retrasos, mejorando la enseñanza. Este año, sin embargo, tendremos más docentes contratados y menos precarios. Logramos el 80% de las plazas autorizadas, +2,183 cátedras respecto al año pasado. Hay 15.920 puestos vacantes menos y recurriremos a suplentes para cubrir la plantilla de derecho equivalente al 10,9%, el año pasado era el 15%, con una reducción de un tercio”.
El camino que condujo a la redacción del Ddl (que aterrizará la próxima semana en el CDM) tuvo una etapa decisiva en Frosinone, en los Estadios de la Educación General organizados por Confindustria, donde se desarrolló esa «gran alianza entre la escuela, el mundo productivo, la parte social , que ahora materializan la reforma de la educación técnico-vocacional y la idea de campus».
Por supuesto, la experimentación de la nueva cadena de formación comenzará en 2024 (y habrá que esperar a 2030 para ver los primeros resultados concretos); «Pero es imprescindible poner la primera piedra – comentó Valditara -. Las regiones y los interlocutores sociales desempeñarán un papel estratégico en el despegue y la aplicación de esta experimentación. Queremos que este curso sea de absoluta excelencia para los niños. En definitiva, el mensaje debe ser claro: ya no podemos permitirnos una escuela desconectada del mundo laboral”.