Uruguay va a fundir un águila de bronce que fue rescatada en 2006 del naufragio de un acorazado alemán hundido frente a la costa durante la Segunda Guerra Mundial. Así lo anunció este viernes el presidente del país sudamericano. Ha encargado a un artista que la convierta en una paloma de la paz, pero no todo el mundo está contento.
remy lehmann
Última actualización:
07:02
Fuente:
Belga, La Diaria, El País
La escultura de dos metros de largo y 350 kilogramos adornaba la popa del Admiral Graf Spee, uno de los buques de guerra más grandes y modernos del Tercer Reich en ese momento.
El artista uruguayo Pablo Atchugarry ha sido elegido para crear la paloma de la paz de bronce, que se entregará en noviembre. “La idea es transformar un símbolo de odio, guerra y crueldad en un símbolo de paz. Me siento muy honrado y con mucha responsabilidad de hacer este trabajo”, dijo.
El artista tallará primero la estatua de aproximadamente 1,70 metros de largo en tres bloques de mármol italiano. En base a esto, se realizará un molde en el que se vaciará el bronce del águila nazi. Según el presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, aún no está claro dónde se colocará la paloma de la paz. Una de las posibles ubicaciones es un lugar costero en el departamento de Maldonado, en la frontera del Río de la Plata y el Océano Atlántico.
Crítica
Sin embargo, el plan del presidente puede contar con bastantes críticas según varios medios de Uruguay. El exdiputado Aníbal Gloodtdofsky lo llama un plan “banal” del presidente. “Como si convirtieras a Auschwitz en un campo nudista”, escribe en Twitter. “El águila nazi es el legado de la tragedia humana. No hay término medio: o se conserva para las generaciones futuras o se destruye.
Al escritor Claudio Invernizzi tampoco le gusta el deshielo: “Transformar un pájaro no transforma a la humanidad, la disfraza. Y borrar el simbolismo del terror fomenta el terror. Lo que era un águila debe seguir siendo un águila”.
La Batalla del Río de la Plata
El hecho de que el águila nazi terminara en aguas uruguayas tiene que ver con la primera batalla naval real de la Segunda Guerra Mundial. Tuvo lugar en el Río de la Plata, un ancho río entre Uruguay y Argentina.
El Graf Spee fue avistado allí el 13 de diciembre de 1939 por una flota británica, y así comenzó la ‘Batalla del Río de la Plata’. El barco fue atacado por tres cruceros británicos y sufrió tanto daño que tuvo que ser reparado. Por eso el capitán Hans Langsdorff guió la embarcación hasta el puerto de Montevideo, capital del Uruguay neutral.
Allí se le dio al barco varios días para realizar las reparaciones. Y mientras los diplomáticos británicos intentaban convencer a las autoridades locales de que sacaran el barco del puerto lo antes posible, los cruceros británicos tomaron posiciones frente a Montevideo.
Rodeado por los británicos, el capitán Langsdorff no vio otra salida el 17 de diciembre que hundir el propio buque de guerra para evitar que el barco de alta tecnología cayera en manos británicas.
Salvado
Durante décadas, el Graf Spee estuvo, por lo tanto, a las afueras del concurrido puerto de Montevideo, para disgusto de la autoridad portuaria. Los inversionistas privados comenzaron a rescatar el barco en 2004 con el apoyo del gobierno. Además, la controvertida águila resurgió en 2006.
Por poco tiempo, el águila -que sostiene una esvástica en sus garras- se exhibió en la capital uruguaya. Pero después de las protestas del gobierno alemán y de la comunidad judía de Uruguay, la estatua fue guardada en una caja, para consternación de los inversionistas privados que querían venderla.
Después de años de disputas legales, un juez dictaminó hace unos meses que el gobierno uruguayo es el propietario legítimo del águila y, por lo tanto, podría decidir sobre el destino del águila.
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