Un mayor protagonismo de la mujer en puestos de responsabilidad en la Iglesia y una puerta abierta a las “diaconisas”. Estos son los pasajes clave del documento del Sínodo sobre la sinodalidad concluido el sábado por la noche y aprobado por una mayoría de dos tercios. El capítulo más controvertido coagula a la gran oposición conservadora (97 no sobre 355 votantes), pero no logra bloquear el voto a favor. Este es el pasaje: «Esta Asamblea nos invita a implementar plenamente todas las oportunidades ya previstas por la legislación vigente en relación con el papel de la mujer, en particular en los lugares donde aún no se aplican. No hay motivos que impidan a las mujeres asumir roles de liderazgo en la Iglesia: lo que viene del Espíritu Santo no se puede detener. La cuestión del acceso de las mujeres al ministerio diaconal también sigue abierta”. Francisco declaró que a este Sínodo no le seguirá su Exhortación (como ha ocurrido siempre), pero este documento final entra en el magisterio, es por tanto ley aunque no prescribe actos precisos, sino que indica líneas generales a seguir.
El trabajo continúa con consultas continuas.
Un mes de trabajo, muchas horas de reuniones, discusiones, enmiendas, sesiones informativas diarias, audiencias especiales, un velo de confidencialidad que envolvió a la asamblea, roto por algunas declaraciones oficiales, especialmente sobre el tema de las mujeres, que polarizaron la atención de los medios (como la divorciada en el Sínodo sobre la familia, el celibato para la de la Amazonia). El proceso sinodal (que significa, en definitiva, “caminar juntos”) “no termina con el final de la asamblea sino que incluye la fase de implementación”, se lee en el documento: incluir a todos en el “camino diario con una metodología sinodal de consulta y discernimiento, identificando métodos concretos y caminos de formación para lograr una conversión sinodal tangible en las diversas realidades eclesiales”.
«Iglesia menos autoritaria y más descentralizada»
Se insta a hacer las Sagradas Salas más sinodales y misioneras, la Iglesia menos autoritaria y más descentralizada, fomentando un mayor protagonismo de los laicos. Se propone que los ministerios a lo largo del Tíber inicien una consulta “antes de publicar documentos reglamentarios importantes”. El Sínodo, en este tiempo de “demasiadas guerras” en curso, hace suyos los “reiterados llamamientos del Papa Francisco a la paz, condenando las lógicas de la violencia, el odio y la venganza”. Además, se fomenta el ecumenismo que “orienta hacia una unidad plena y visible de los cristianos”; El camino sinodal “constituye un verdadero acto de ulterior acogida” del Concilio Vaticano II, propagando “su inspiración” y alimentando “su fuerza profética para el mundo de hoy”.
Tornielli (Santa Sede): es una etapa en el camino del Concilio Vaticano II
Andrea Tornielli, director editorial de Vatican Media, comenta en Vatican News: «El documento votado por el Sínodo es la etapa de un camino que comenzó con el Concilio Vaticano II y que continúa y exige ser vivido concretamente en todos los niveles de las Iglesias. ». Es la conciencia de que «la sinodalidad representa el modo de vivir y dar testimonio de la comunión. La Iglesia no es una sociedad ni un partido, los obispos no son los “prefectos” de Roma, los laicos no son meros ejecutores de las decisiones y directivas clericales. La Iglesia es un pueblo. El pueblo de Dios, que camina unido: su razón de existir no consiste en la gestión de estructuras, burocracias o poderes. Ni siquiera se trata de conquistar y defender tu propio espacio en el mundo. Su única razón de ser es hacer posible el encuentro con Cristo hoy, en cada lugar donde las mujeres y los hombres de nuestro tiempo viven, trabajan, se alegran y sufren”.