Una vez alguien fue asesinado, ahora una segunda vida le espera en la cafetería De Wachtkamer en Groningen. El propietario quiere restaurar la estación de autobuses a su estado original

La sala de espera en tiempos mejores Foto: Desconocido, Archivos de Groningen Foto: Desconocido, Archivos de Groningen

El nuevo dueño encontró ratones, caracoles y humedad cuando entró a la cafetería De Wachtkamer en diciembre pasado. Desde fuera, la belleza tampoco le brillaba: hasta las máquinas de chicles parecían arrugadas. Las marquesinas, las ventanas, las letras: todo en De Wachtkamer le impedía entrar como cliente.



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