Por Sara Orlos Fernandes
Ayer hicimos nuestras últimas compras en la sucursal Hallhuber de la calle Schloßstrasse en Berlín-Steglitz. La insolvente cadena de moda de Múnich cierra todas sus tiendas.
En la sucursal del bulevar Berlín el miércoles sólo había unas pocas faldas colgadas en la sala vacía. El último día de apertura, algunos clientes se sienten atraídos por la tienda. Muchos lamentan el cierre.
La empresa volvió a declararse en concurso de acreedores por iniciativa propia dos años después de la primera quiebra y del cierre de la tienda online esta primavera por pérdida de ventas. Como anunció un portavoz de la empresa, los últimos intentos de encontrar nuevos donantes han fracasado.
En Berlín, las sucursales del Mall of Berlin, Kurfürstendamm y Schloßstraße se verán afectadas por el cierre. La mayoría de los contratos de alquiler ya han sido rescindidos. La cadena de moda también está desapareciendo de los grandes almacenes Galeria Karstadt en Alexanderplatz y Kudamm.
Nils Busch-Petersen (60), director general de la asociación comercial Berlín-Brandenburgo, está preocupado: «Las tiendas textiles tienen que cerrar todos los días, forzadas por el coronavirus, además de las consecuencias de la guerra y la inflación». La industria siempre se ve gravemente afectada. «Hay que comprar comida incluso en tiempos de crisis, pero es mejor ahorrar dinero en ropa», afirma.
Según el director de la asociación comercial, la caída en la confianza del consumidor en comparación con 2019 sigue siendo de dos dígitos. Busch-Petersen exige a los políticos: mejores condiciones marco para el comercio minorista, como por ejemplo compras adicionales los domingos.