El primer maratón completamente subterráneo del Reino Unido tuvo lugar el 30 de noviembre en un antiguo búnker de la Royal Navy en Portsmouth. El rodaje estuvo a cargo de Dave Painter, quien describió el evento como una “carrera sudorosa y claustrofóbica a través de túneles, aire húmedo y la amenaza siempre presente de golpearse la cabeza con una tubería baja”.