Es una historia terriblemente triste, pero una cosa está clara: la mujer ucraniana de 33 años que arrojó a su bebé por la ventana en La Haya en febrero no debería estar en una celda sino en una clínica. El tribunal de la ciudad holandesa declaró el viernes a la mujer culpable de homicidio involuntario de su hijo, pero la eximió de todo procesamiento. Es condenada a TBS (la llamada detención) con tratamiento obligatorio.
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