“Era como si las casas se hubieran levantado”. Jesse Delien (32), residente en Amberes, está de vacaciones en Marruecos y vivió el pánico y el caos tras el terremoto. Luego se ofreció como enfermero voluntario en el hospital de Ouarzazate para atender a los heridos. “Esto es un desastre. Cualquiera que haya perdido su casa en las montañas del Atlas lo ha perdido todo. Afortunadamente hay mucha solidaridad”.
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